Sobresalto en la madrugada
Emilio Vinuesa Arias aseguraba ayer que todavía tiene el miedo en el cuerpo a causa del error protagonizado por la Guardia Civil. Los agentes se confundieron de piso cuando iban buscando a otros vecinos, sobre los que tenían sospechas de que estaban relacionados con la guerrilla del Kurdistán, que suele financiar sus actividades mediante la venta de heroína, según indicaron fuentes oficiales.
Vinuesa no ha presentado ninguna denuncia porque se da por satisfecho con que le hayan arreglado la puerta que le destrozaron, "aunque no ha quedado igual que la original".
El agente judicial Vinuesa, un hombre ya maduro, dormía tranquilamente a las tres de la madrugada. Estaba solo en el piso de la calle de la Infanta Mercedes porque su mujer se hallaba ausente. "Entre sueños", recuerda, "escuché unos estampidos y, como yo viví de niño la guerra civil, pensé que otra vez se repetía algo parecido".
Vinuesa se hallaba en un dormitorio bastante alejado de la entrada de la vivienda, lo que explica que no escuchase las llamadas efectuadas por los miembros de las fuerzas de Seguridad ni las voces de "abra a la Guardia Civil".
El agente judicial creyó que los ruidos y las explosiones que oía entre sueños eran causadas por unos ladrones que posiblemente estaban reventando otro piso. Decidió quedarse quieto a la espera de los acontecimientos. "Ni siquiera se me ocurrió llamar a la policía", dice Vinuesa, "por si me oían los delincuentes. Gracias a que estaba solo... porque si llega a estar mi mujer se habría puesto histérica".
Por fortuna, Vinuesa Arias no se acercó al vestíbulo de entrada porque, en ese caso, es posible que le hubiese alcanzado alguno de los proyectiles que atravesaron la chapa de la puerta y fueron a incrustarse en las paredes, según su relato.
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