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"Hacer menos, pero hacerlo mejor", nueva política de la Unesco con Mayor Zaragoza

Lluís Bassets

El consejo ejecutivo de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) empezó ayer en París su primera sesión tras la elección, el pasado mes de noviembre, del nuevo director general, el bioquímico español Federico Mayor Zaragoza. Este presentó a los 51 miembros del gobierno del organismo las líneas generales del plan a medio plazo, que debe regir desde 1990 hasta 1995, en clara ruptura con la política de su predecesor, el senegalés Amadou Mahtar M'Bow. "Hacer menos, pero hacerlo mejor", y "menos actividad, pero más controlada para un futuro más efectivo" fueron dos de las frases del director general que caracterizan la nueva política emprendida por la Unesco.

Federico Mayor fue elegido, frente a M'Bow, ante el deseo de una mayoría del consejo ejecutivo de "recuperar la universalidad", expresión que sirve para designar el regreso de Estados Unidos, Reino Unido y Singapur, que se retiraron entre 1984 y 1985, por disconformidad con la política seguida por la institución.La aprobación del plan a medio plazo presentado por Mayor Zaragoza durante la sesión del consejo ejecutivo, que debe terminar el 10 de junio, será un paso decisivo para que la nueva administración norteamericana, salida de las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre, pueda decidir el regreso a la Unesco. El director general hallará, sin embargo, importantes dificultades por parte de numerosos representantes, principalmente del Tercer Mundo y de los países socialistas, que han insinuado ya su disconformidad con la reducción de los programas de la Unesco, a costa de títulos especialmente apreciados en estas dos áreas del planeta.

Mayor Zaragoza ha hecho desaparecer del nuevo plan los 14 grandes programas y los 54 programas generales con que contaba la organización, que se ven sustituidos ahora por cinco grandes ejes, 18 campos de acción prioritaria y siete proyectos movilizadores. En los grandes programas vigentes se observan, actualmente, títulos reiterativos como Educación, Políticas de educación y Educación, formación y sociedad; Las ciencias y su aplicación, y Ciencia, tecnología y sociedad, que ahora desaparecen.

Otros programas quedan reabsorbidos en las declaraciones de ideas generales que afectan a la entera programación. Tal es el caso de programas al que determinados grupos de países tenían un especial aprecio, como el de Eliminación de prejuicios, para los países africanos, o el de Paz y derechos del hombre, para los socialistas.

Los cinco grandes ejes propuestos por Mayor responden a objetivos muy generales, como "explorar y estimular el potencial humano", "acceso al conocimiento", "restablecimiento del equilibrio entre la naturaleza y la sociedad", "llenar el desfase entre la cultura científica y la cultura artística" o "difusión del saber y promoción del respeto y de la comprensión mutuas".

Los programas generales que desarrollan estos ejes versan sobre cuestiones como el desarrollo de los recursos hidráulicos, los riesgos naturales o las redes de información, las bibliotecas y los archivos. Entre los "proyectos movilizadores" se cuenta tratar temas como la comunicación entre las comunidades insulares o las condiciones de vida de la mujer rural.

Café sin bollo

Mayor Zaragoza defendió la nueva orientación de sus programas asegurando que se necesitaba "más confianza y menos detalles, y reemplazar la desconfianza por unos buenos métodos de evaluación", y previno las críticas que puedan suscitar sus orientaciones añadiendo que "la Unesco no debe convertirse únicamente en una agencia técnica eficaz". "Amamos nuestros ideales", añadió, "y los derechos del hombre están en la base de nuestro pensamiento".El director general deberá enfrentarse en los próximos días a las críticas suscitadas por su proyecto de programación y a los desacuerdos con algunas medidas tomadas durante su medio año escaso de mandato. En este corto período, Mayor Zaragoza ha realizado ya un recorte sustancial de gastos mediante una reducción de la producción de documentos (que debe alcanzar finalmente al 50% de la producción total) y de la realización de viajes (que debe llegar al 25%). Como símbolo de los nuevos aires de austeridad, los miembros del consejo ejecutivo han perdido el derecho al bollo gratuito en las pausas de sus reuniones y tienen que contentarse con un té o con un café.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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