"Dejaron morir a mi hijo , dice la madre del recluso de 20 años que se suicidó en Carabanchel

, "A mi hijo lo han asesinado. Lo dejaron morir. Yo misma hablé con el director de la cárcel, con los funcionarios y con la asistenta social, y les dije lo que él me había dicho, que no podía estar solo y que necesitaba compañía". Luisa Cabeza, una mujer madura, abatida por el suicidio de su hijo, sollozaba ayer sentada en la cuneta frente a las puertas de la prisión de jóvenes de Carabanchel durante la manifestación convocada en protesta por la muerte de su hijo, José Luis Contreras.

El reclusó fue hallado el miércoles ahorcado en su celda de Carabanchel. A la manifestación acudieron unas 70 personas, en su gran mayoría mujeres, convocadas por Madres Unidas contra la Droga, que estuvieron vigiladas por igual número de policías. Desde las 11.30 hasta la tarde, las mujeres cortaron el tráfico de la carretera de Carabanchel y se enfrentaron con energía a los agentes que quisieron disolverlas. Frente a la cárcel, y pintadas en el suelo, pancartas y frases definiendo a la prisión como un campo de exterminio.José Luis Contreras, afirmó ayer su madre, sufría hace tiempo una fuerte depresión por la que ya había intentado quitarse la vida, apenas hacía 20 días, cortándose las venas. En la prisión de jóvenes de Carabanchel estaba sometido a un régimen muy riguroso, con sólo una hora de paseo por el patio. Las restantes 23 horas diarias estaba en la celda. Luisa Cabezas mostró ayer las últimas fotos de su hijo, que él envió a sus hermanas, padres y abuelos, con una dedicatoria idéntica: "Para que cuando la vean se acuerden de mí siempre". "Era una despedida. Sabía que se iba a matar y por eso no quería estar solo". Las otras mujeres de la manifestación, muchas de ellas madres con hijos muertos por la droga, intentaban consolarla en vano.