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FINAL DE LA COPA DE LA UEFA

Elegidos para la gloria

, Nadie les podrá arrebatar los titulares de apertura de todos los medios de información, que sólo están destinados a los acontecimientos más destacados del día. El Español, todavía con la resaca de haber vivido su noche más hermosa frente al Brujas, entró ayer en la nómina de aquellos clubes que son elegidos para la gloria. Ayer la saboreó y el próximo día 18, en la República Federal de Alemania, tiene las máximas posibilidades de embriagarse con la Copa de la UEFA, un título que también perseguía su eterno rival, el Barcelona, y que cayó, casualidades del destino, en el camino del Bayer.

Antoni Baró, el presidente del Español, había soñado con una victoria por 5-0; Pasqual Maragall, el alcalde de Barcelona, pronosticaba, antes del encuentro, una triunfo blanquiazul por 2-0 porque se lo había dicho su sobrino. Jordi Pujol, el presidente de la Generalitat de Cataluña, siempre tan cauteloso, no aventuró nada. Simplemente, se limitó a permanecer en el palco de Sarriá hasta el final. Posiblemente, sus asesores le aconsejaron que anulara cualquier acto oficial para que no le ocurriera como el día de Brujas, que se perdió el gol de Pichi Alonso al abandonar precipitadamente el estadio españolista. Quizá su hombre de confianza, Lluís Prenafeta, le recordó que el Español es un equipo imprevisible.

Y, una vez más, el Español lo fue, tal como había pronosticado el hombre que lo conoce mejor, Javier Clemente. El técnico blanquiazul, que por la mañana se fue a jugar al golf para relajarse, tenía muy claro que la única forma de vencer al conjunto alemán era a base de inspiración, de jugadas individuales y de chispa. Como casi siempre, no se equivocó. Los tres goles que marcaron sus hombres fueron producto de acciones electrizantes, que dejaron con los plomos fundidos a un equipo que todavía no conocía la derrota y que durante los primeros 45 minutos controló el encuentro de forma perfecta.

Nadie, absolutamente nadie, ni siquiera el más optimista de los seguidores blanquiazules creía que el Español podría marcarle tres goles a todo un señor equipo, de corte clásico alemán en defensa y con la pincelada de un brasileño, Tita, en el centro del campo.

Erich Ribbeck, el técnico del Bayer Leverkusen, conocía a la perfección el juego del Español; de ahí, que ordenara taponar la banda izquierda con el coreano Bun Kun Cha y, posteriormente, con Gotz para evitar las incursiones de Soler, el arma secreta del Español. También Clemente se sabía de memoria los movimientos del conjunto alemán y por eso encomendó a Urkiaga la misión de perseguir en todo momento a Tita. Y con esa táctica del miedo por ambas partes transcurrió toda la primera mitad, en la que apenas hubo acciones de peligro en las dos porterías. Hasta que llegó la jugada de Soler, su centro perfecto y el cabezazo de Losada, que, por primera vez, ganó la acción a la defensa alemana, siempre autoritaria en los balones bombeados, incluso en los que enviaba Nkono con sus habituales saques largos.

Casi sin darse cuenta, otra descarga eléctrica, en esta ocasión a cargo de Soler, a los cuatro minutos justos de iniciarse la segunda parte, produjo el esperado cortocircuito en el conjunto alemán. Sarriá comenzó a gritar: "¡Campeones, campeones!". Era la noche de los elegidos para la gloria, que se redondeó, con el Bayer entregado, con otro gol de Losada y que pudo incrementarse con un disparo al travesaño.

Hubiera sido el no va más. Pero para la ruleta de la Copa de la UEFA ya eran suficientes tres pleno .

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