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La esposa del 'Nani' denuncia que sufrió abusos deshonestos en dependencias policiales

Soledad Montero, esposa de Santiago Corella, el Nani denunció en la tarde de ayer ante el tribunal que juzga la desaparición de su marido que fue objeto de abusos deshonestos en las dependencias de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid, donde fue conducida junto a Corella tras su detención el 12 de noviembre de 1983. Soledad Montero declaró. "Me subieron el jersei y me tocaron el pecho mientras me insultaban", en referencia a los policías que la interrogaban y que, prevíamente, según sus manifestaciones, la habían amenazado de violación antes de torturarla.

Soledad Montero denunció estos datos en respuesta al abogado de la acusación Jaime Sanz de Bremond, quien le inquirió si había ocultado por verguenza algún hecho ocurrido en el interrogatorio. Tras su afirmación, la esposa del Nani abandonó llorando la sala del juicio. En la sesión matinal, la mujer de Corella, quien el viernes manifestó que los agentes amenazaron con violarla, respondió al letrado José Emilio Rodríguez Menéndez: "Es una vergúenza decir muchas cosas que me dijeron allí". El abogado Rodríguez Menéndez, defensor del comisario Francisco Javier Fernández Álvarez, había preguntado a la testigo la razón de que no hubiese denunciado al juez instructor del caso esa amenaza de violación.La sesión de tarde concluyó ayer con el inicio del interrogatorio de Consuelo Corefi,a, una de las hermanas del Nani, también detenida el 12 de noviembre de 1983. Consuelo CoreHa insistió que su hermano fue detenido a las 13 horas de aquel día, y no a las 16 horas como indica la versión de los procesados. Esta testigo agregó que vio salir a su hermano de su domicilio fianqueado por tres policías y sin ninguna marca visible de violencia.Consuelo Corella testificó que pudo ver a Ángel Manzano, amigo del Nani también detenido en aquella ocasión, llegar a las dependencias policiales y que iba gritando por sus derechos. La declarante dijo que un policía golpeó entonces a Manzano en la cara. Ante las protestas de las hermanas Corella de que no le pegase, otro agente dijo: "No, sino le vamos a pegar. Le vamos a matar a este hijo de puta", según las afirinaciones de Consuelo.

La hermana del Nani añadió que oyó a éste gritar de dolor mientras era interrogado, a la vez que se escuchaban frases como: "Nani canta, dónde está el oro" y "¿dónde está el oro, matarile?".La sesión matinal fue consumida enteramente por el letrado Rodríguez Menéndez con el final de su exhaustivo interrogatorio a Soledad Montero, quien cayó en varias contradicciones. La mujer del Nani respondió con un escueto "no" a la última pregunta de aquel defensor: Si no era cierto que conocía "por terceras personas y por el propio Santiago CoreUa" que éste se encuentra vivo.

"Inquietud" por una película

Por otra parte, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha remitido un oficio a la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Madrid, que juzga la desaparición de Corella, preguntando si se encuentra "inquietada o perturbada" por el reciente estreno de la película Matar al Nani. El oficio, que el tribunal del caso recibió ayer mismo y contestó en sentido negativo, obedecía a una petición al CGPJ hecha por el letrado Manuel Salgado Cobo, defensor del inspector Francisco Aguilar González. El abogado pedía al Consejo que requiriera a la productora de la película que se abstuviera de exhibir la misma mientras dure el juicio.

También ha remitido un escrito al tribunal la Dirección General de la Policía (DGP), dependiente del Ministerio del Interior, en el que indica que no obra en sus archivos el parte médico original de las lesiones que supuestamente sufrió el procesado inspector José Maria Pérez Gutiérrez durante la detención de Ángel Manzano. La DGP manifiesta que no posee tal original porque se adjuntó a las diligencias policiales del. caso.

Finalmente, el tribunal ha solicitado a Interior que localice a Ángel Manzano para que este comparezca en la vista del juicio, en la que está citado como testigo. Manzano, sobre quien pesan dos condenas firmes que suman ocho aflos de cárcel, debía haber comparecido el pasado viernes, pero no se presentó en la sala.

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