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GOLF

El hoyo 15 del Masters de Augusta volvió a causar problemas a Ballesteros

El estadounidense Larry Nelson, el 13º en la clasificación mundial de último trienio, es el primer líder del Masters de Augusta, al totalizar 69 golpes, tres bajo par, en la vuelta inicial. Severiano Ballesteros tuvo una actuación espléndida hasta llegar a su viejo enemigo, el hoyo 15, en el que incurrió en un bogey. Descentrado, el golfista español cometió a continuación, en el 16, un doble bogey, y terminó entregando una tarjeta de 73, lo que le situaba en el séptimo puesto al cierre de esta edición.

Ballesteros encaró ayer el primer recorrido con la esperanza de que el hoyo 15, un par 5 de unos 470 metros, en descenso desde la caída del drive y con la calle inclinada hacia la izquierda, no supusiera para él un obstáculo como en 1986 y 1987. En las dos ediciones precedentes, en efecto, el golfista español perdió en él sus posibilidades de triunfo durante la última vuelta, aquella en la que no se puede cometer ningún fallo.El jugador cántabro tenía una motivación íntima para imponerse en el Masters de 1986. Quería ofrecerle la victoria a su padre, que acababa de fallecer. En la cuarta vuelta creyó que el éxito estaba a su alcance, pero en el fatídico 15, sin embargo, la bola se le fue al agua y su ilusión se desvaneció. "Fue un milagro que Jack Nicklaus ganase y que yo perdiera", declaró al término de una competición en la que El Oso Dorado norteamericano, que tenía ya 46 años, batía su propio récord y lograba su sexto título en Augusta.

En 1987 sólo se situó al frente de la clasificación tras el hoyo 17 del último día. Pero no pudo impedir que Norman y el estadounidense Larry Mize le igualasen a 285 en el 18. Cuando afrontó el desempate, en el 10, en el que sus tres putts le dejaron fuera de concurso, el recuerdo del fatídico 15 le perseguía. Había golpeado la pelota con destino a un eagle desde unos 14 metros y su trayectoría era perfecta. No se podía desviar. Pero lo hizo. Se quedó a unos miserables centímetros del agujero y sólo consiguió el birdie. Esa fue la clave de su derrota para él. "No es que me haya ganado Mize", el sorprendente vencedor, "sino que he perdido ,yo", manifestaba con la decep ción reflejada en sus ojos.

Ballesteros, que, si este- año todavía no ha pisado fuerte en el circuito norteamericano - 189 en La Jolla (California) y eliminado en el corte en Los Ángeles (California) y Ponte Vedra (Florida)-, ha triunfado en el Campeonato de la Asociación de Profesionales Españoles en Torrequebrada (Málaga) y en el primer torneo del Europeo, el de Baleares, en Santa Ponsa (Mallorca), ha confesado con humildad que ya no juega como antes. "He perdido algo de confianza en mí por cul pa de ese maldito hoyo 15", reconoce. Pero ayer perdió un nuevo desaño. Había llegado él con dos golpes bajo par, sin haber podido evitar el bogey en el cuatro, cuando la bola se paseé por el borde interior del agujero sin querer entrar pero habiendo logrado tres birdies, en el 2, el 5 y el 12. Su perspectiva era buena, Sin embargo, su segundo lanzamiento llevó la pelota a unos arbustos, con lo que era injugable. Ballesteros entonces, tuvo que droparla con lo que perdió un golpe y ello derivó en su bogey. De inmediato, tampoco tuvo la fortuna a su lado en el 16, en el que su drive le botó a tres metros del agujero y la pendiente hizo que se alejara de él hasta unos 12 Así, necesitó cuatro putts.

Clasificación. 1, Larry Nel son (EE UU), 69. 2, Mark CaP cavecchia (EE UU), Bernhard Langer (RFA) y Sandy Lyle (Escocia), 71. 5, Ben Crenshaw (EE UU) y Tom Watson (EE UU), 72. 7, Ballesteros, 73.

El primer descarte

La bola tan sólo comenzó ayer a volar, saltar y rodar en Augusta. Todavía es muy pronto, pues, para adivinar con quién se comportará mejor. Es el tiempo de la esperanza para unos, los que aspiran a la victoria, y para otros, los que se conforman simplemente con pasar el corte y obtener una buena clasificación, a poder ser entre los 24, primeros, lo que equivale a la segura invitación para el próximo año.Sin embargo, sí que se puede hacer ya un descarte. El japonés Tommy Nakajima ha perdido todas sus opciones. Al menos si la tradición, que en el Masters es ley, no reniega de si misma.

Nakajima incurrió en la víspera en un error imperdonable. Se impuso en la prueba previa, el Par 3. Un triunfo es un tritínfo, pero sobre éste pesa la evidcncia de que el que lo consiguió nunca se adjudicó cuatro días después el Masters. Tan es así que algunos jugadores no quieren ni oír hablar de él.

Payne Stewart, un norteamericano de gran clase, ha sido el último candidato al Masters que ha renunciado a él. Eso sí, ha puesto la excusa de la reserva de energías para la hora de la verdad. Pero casi nadie se lo ha creído.

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