Para ellos

Alguna vez he escrito sobre el acoso sexual a la mujer. Que existe y es bastante peor de lo que los no acosados imaginan. Pero hoy voy a hablar del acoso y derribo de los chicos, un fenómeno sociológico novísimo.Sucede en aquellos centros de trabajo en donde hay un número suficiente de mujeres. Y basta con que la empresa contrate a un nuevo empleado de mediano porte y catadura (tampoco se exige mucho, francamente) para que algunas de las chicas se arremolinen con furor amazónico y se empecinen en cobrar la pieza, para lo cual invitarán, coquetearán, se insinuarán, atosigarán y enviarán mensajes más o menos incendiarios al cuitado, al que, si los avances no prosperan, terminarán casi con toda seguridad despellejando.
Pero aún hay más. El acoso sexual que ejercen las mujeres es sin duda menos violento que el protagonizado por los hombres, pero tiene también sus tocamientos agresivos. Por ejemplo: hay chicas que dedican media vida a manosear de arriba abajo a sus colegas en el íntimo convencimiento de que no hay macho que desdeñe el refrotarse con una hembra, independientemente de quien sea la hembra susodicha, del momento, el sitio o el porqué. Y así la cazadora en cuestión puede acercarse inopinadamente a un vecino de mesa y practicar con él el truco más exitoso y extendido, consistente en agarrar la cabeza de la víctima y aplastarla enérgicamente contra sus pechos en una especie de llave maternoincestuosa (comúnmente se le acarician los pelos mientras tanto) que deja al varón inmovilizado, sin aliento y con una coloración verdoso oscura.
He de confesar que, por un lado, me divierte observar estos avances y comprobar cómo algunos hombres gallitos pierden en un santiamén su galladura. Hay cierta justicia histórica en todo ello. Pero, por otra parte, me niego a creer que todo varón sea un macho rijoso digno de una película de Landa, y además, y tras tanto denunciarlos, me fastidia caer en los mismos tics de los ligones. O sea, que convendría controlarse un poco las manitas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Al menos dos muertos y cuatro supervivientes al estrellarse un avión de apoyo médico de la Marina mexicana en Texas
Condenados con hasta 34 años de cárcel 16 militares ecuatorianos por la desaparición forzada de cuatro menores
Sheinbaum advierte que la Comisión Nacional Antimonopolio revisará la alianza entre Volaris y VivaAerobus
La OEA y Estados Unidos exigen terminar “lo antes posible” el escrutinio en Honduras
Lo más visto
- Lotería de Navidad 2025 | 79432, el primer premio de la Lotería de Navidad
- Comprobar Lotería de Navidad 2025: consulta la pedrea con los números premiados
- Así te hemos contado las elecciones en Extremadura | El PP gana en Extremadura con 29 escaños, pero necesitará para gobernar a un Vox que crece
- Los jueces del Tribunal Penal Internacional se rebelan ante las sanciones de Trump: “No hay que ceder”
- Oona Chaplin: “Le conté a James Cameron que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga”




























































