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FÚTBOL / PRIMERA DIVISIÓN

El Español casi semifinalista europeo, en el pelotón de los torpes de la Liga

El Español lleva camino de entrar en el Guiness. Con las semifinales de la Copa de la UEFA casi en el bolsillo, ha entrado de lleno en el pelotón de los torpes, después de perder frente al Spórting de Gijón y acumular ya cuatro negativos. En Sarriá se pidió anoche la presencia de un psiquiatra para atender a los adicionados y a los jugadores. Y es que. nadie entendió los tejemanejes de Javier Clemente, que precisamente realizó, antes del encuentro, una terapia de grupo con sus hombres para salir del atolladero y no hizo otra cosa que meter la cabeza de lleno. El no va más de las incongruencias fue la presencia de Márquez sobre el terreno de juego, cuando apenas ha sido tenido en cuenta por el técnico españolista a lo largo de la temporada. Por eso a nadie extrañó que varios aficionados gritaran: "Dedícate al pacharán, bocazas".Clemente entendió que el de ayer no era un partido apto para Pineda ni tampoco para el capitán Manolo Zúñiga, que ni siquiera se vistió con el chándal. El rival era el Spórting de Gijón, un equipo noblote, que juega y deja jugar, por tanto, no se necesitaban los servicios de dos jugadores que no son unos malabaristas del balón y cuyas principales virtudes son la fuerza y el empuje. Se equivocó, claro. Porque precisamente lo que le faltó al Español fue garra.

Minutos antes del partido, en los corrillos habituales los comentarios giraban entorno a ese supuesto interés del Atlético de Jesús Gil y Gil por el técnico vasco. "Que paguen y se lo lleven porque no está volviendo majaras a todos" decía un socio que no comulga con las tesis del entrenador blanquiazul. Cuando Pichi Alonso engatilló un balón servido con maestría por Lauridsen, el público de Sarriá se olvidó por completo del tema.

El Español daba la sensación de que iba a controlar el cotarro, ante un rival que sigue con el mismo esquema de juego desde hace años. Pero todo fue un espejismo. La amplia superioridad numérica de hombres asturianos en el centro del campo bastó para que el control del juego pasara a manos del Spórting. Los chicos de Clemente volvieron a las andadas, a seguir con la extraña táctica del zambombazo, de no dejar que el balón pasara por el círculo central y que fuera a la cabeza del pequeño Valverde. Así no se podía hacer nada. Y, naturalmente, los milagros no se producen todos los días.

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