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Nueva explosión de violencia antichina en la capital de Tíbet

Grupos de tibetanos atacaron ayer a la policía e incendiaron varios vehículos en Lhasa, capital de Tíbet, según informó la agencia oficial China Nueva. Esta nueva explosión de violencia antichina se produjo en la última jornada de las ceremonias de oración budista que se han desarrollado durante los últimos diez días y que fueron boicoteadas por centenares de monjes en señal de protesta contra las autoridades chinas.

La agencia oficial china informó que un número no precisado de "agitadores que gritaban consignas reaccionarias" atacaron en Lhasa un puesto de la policía, golpearon a los agentes e incendiaron varios vehículos. Tambien fueron asaltados los locales de la Asociación Budista, apoyada por Pekín y que había realizado llamamientos a la cooperación con las autoridades chinas. Las informaciones oficiales dicen que la situación fue rápidamente controlada por las fuerzas de seguridad, pero no revelan si se han producido víctimas o detenciones.

Tres manifestaciones antichinas se produjeron en la capital tibetana el pasado otoño. Una de ellas degeneró en auténtico motín el 1 de octubre, después de que la policía abriera fuego sobre la multitud, causando entre seis y nueve muertos.

La nueva explosión de cólera tibetana se ha producido precisamente cuando la presencia de las fuerzas de seguridad era cada vez más visible conforme se acercaba el final de las ceremonias budistas de la llamada Gran Oración.

La reanudación de la agitación antichina resulta especialmente inquietante para las autoridades de Pekín que, según los observadores, habían realizado largos preparativos para asegurar que la gran fiesta religiosa se desarrollará sin problemas e intentar demostrar así, de cara a la opinión internacional, la tolerancia china hacia la práctica religiosa en esta región del Himalaya.

Boicoteo de los lamas

Iniciada a finales de febrero, la ceremonia de la Gran Oración se había desarrolado hasta ahora sin incidentes, aunque una parte de los lamas decidiera boicotear las celebraciones religiosas.El jueves, sin embargo, subió la tensión al ser detenido un monje ante el templo de Jojang, en el centro de Lhasa, por haber lanzado consignas a favor de la independencia de Tíbet. A partir de ese momento, unos 2.000 policías bloquearon los accesos a la plaza donde se encuentra este templo y en el que se celebra la mayor parte de las ceremonias religiosas budistas.

El dalai lama, el exiliado jefe espiritual tibetano, acusa a Pekín de colonizar el reino de las nieves desde la invasión china en 1950 y el fracaso de la sangrienta rebelión independentista de 1959.

Las autoridades confirmaron el jueves la muerte en la cárcel, el pasado mes de noviembre, de Lobsang Wangchuk, de 74 años, el más conocido de los lamas favorables a la independencia de Tíbet.

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