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El fallo de los frenos de un expreso nocturno causa 8 muertos y 30 heridos en Valladolid

Ocho personas murieron y 30 resultaron heridas al chocar, en la estación de ferrocarril de Valladolid, a las tres de la madrugada de ayer, dos expresos nocturnos que habían partido de Madrid y se dirigían a Bilbao, el Costa Vasca, y a Santander, el Cantabria. El primero de los convoyes citados entró en la estación con los frenos rotos y alcanzó al segundo. El último vagón de éste, que transportaba automóviles, se empotró en un coche cama en el que viajaban 10 personas. Ocho de ellas son las víctimas mortales.

Entre los fallecidos se encuentra el consejero de Obras Públicas de Cantabria, Félix Ducasse, y Vicente Alcón Albertos, técnico de la consejería, que volvían de Madrid tras firmar un acuerdo con el Gobierno central sobre viviendas. Las tareas de rescate se prolongaron durante más de 10 horas.El choque se produjo a las tres de la madrugada, cuando el expreso de Santander se hallaba parado en la vía primera, a punto de salir. El maquinista del tren cántabro advirtió el peligro de colisión y quiso partir, pero no le dio tiempo. El convoy con destino a Bilbao le embistió por la cola, impactó en el vagón de los automóviles y éste se empotró en el coche cama. Según testigos presenciales, el choque fue muy fuerte, y el coche cama "quedó como un acordeón, plegado y con los compartimentos destrozados".

Según sospecharon desde el principio los técnicos y confirmó finalmente el presidente de Renfe, Julián García Valverde, el choque se produjo porque al Costa Vasca le fallaron los frenos. Los maquinistas de la primera máquina del expreso -llevaba dos en previsión de dificultades en el puerto de Ordizia a causa de la nieve- intentaron utilizar los frenos de emergencia, pero en 900 metros sólo redujeron la velocidad de 75 kilómetros por hora a 45. Los de la segunda locomotora se encontraron con el sistema de emergencia ya usado y tampoco pudieron frenar.

La odisea de los viajeros a Bilbao no terminó en Valladolid. Una vez reanudado el viaje, hubieron de detenerse en Miranda de Ebro (Burgos) debido al mal estado del puerto de Orduña. Fueron llevados a la capital vasca en autobuses.

Página 15 / Editorial en la página 12

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