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GENTE

Ramón Mendoza,

presidente del Real Madrid, se llevó ayer un pequeño susto al entrar en la cocina de un restaurante y ver al cocinero manejando un cuchillo, tarea normal en esta profesión, en la creencia de que tenía que ver algo con los cuatro goles recibidos el día anterior por su equipo de fútbol. "Afortunadamente, el cocinero es madridista", dijo Mendoza en el acto de imposición del garbanzo de plata concedido por el club de prensa del mismo nombre, que preside Antonio Mingote. Fue irremediable que la derrota madridista flotara en el ambiente y que Mendoza diera las gracias por "esos cuatro garbanzos" y reconociera que "estamos jodidos, con perdón, pero nada más". "Nosotros somos como las españolas, que cuando perdemos perdemos de verdad", dijo. Matías Prats, presentador del acto, puso en un grave aprieto a dos jugadores madridistas al ofrecerles sorpresivamente el micrófono: Camacho y Butragueño. El que se libró por los pelos fue Santillana, quien se echó las manos a la cabeza cuando Matías Prats ofreció al capitán madridista el turno de palabra, aunque a continuación dijera el nombre del otro capitán, Camacho. Santillana respiró aliviado, y Camacho salió airoso del "pequeño embolao" en el que reconoció estar metido. Una rápida llamada telefónica fue la causa del reclutamiento forzoso ante el micrófono del jugador Butragueño, que afirmó que si lo llega a saber se hubiera quedado junto al teléfono.

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