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Reportaje:

Monique les Ventes y Gabriel Carrascal

Unidos por casas de muñecas y payasos de hojalata

Rocío García

El azar unió a Monique les Ventes, francesa de 57 años y coleccionista de juguetes, y Gabriel Carrascal, escenógrafo teatral de 44 años, para la preparación de una exposición sobre juguetes y materiales de papel. Fue un amor a primera vista, y desde entonces sus temas de conversación giran en torno a un payaso de hojalata, a una casa de muñecas de 1890 o a una celda de monja de la misma época. No sólo les une el juguete, sino también un afán por coleccionar cosas ya irrecuperables.

Monique les Ventes es una mujer extremadamente dulce. Nacida en Lyón, recuerda las asiduas visitas que desde muy pequeña realizaba a mercadillos y rastrillos de París con su padre en busca de objetos raros. Esta afición por la colección se acrecentó tras su boda con el pintor español, ya fallecido, Mariano Ballester. Entre ambos recopilaron a lo largo de 40 años más de 3.000 juguetes, muchos de ellos del siglo pasado. La búsqueda y compra ha sido emocionante para el matrimonio Ballester. "Te conviertes en un cazador, recorres los rastros más polvorientos en busca de las piezas más inusitadas y de repente encuentras debajo de cosas insólitas el pie de una muñeca que te faltaba", susurra.Los juguetes, que van desde una pareja de boxeadores en madera hasta soldados de plomo, caballitos de madera, recortables y peponas de cartón, han sido recopilados la mayoría en nuestro país, principalmente en la Comunidad Valenciana y Murcia, donde el matrimonio vivía a temporadas. Siempre desearon que todas sus joyas tuvieran un uso público. El año pasado fueron expuestos por primera vez en Murcia, y ahora están en la Casa de Vacas del Retiro madrileño.

Monique ha encontrado una persona, desconocida hasta hace dos meses, con la que puede compartir su pasión por los objetos recuperables. Es Gabriel Carrascal, escenógrafo madrileño que vive la mayor parte de su tiempo en Milán (Italia). Gabriel, de profesión ingeniero, ha llevado durante años una doble vida absolutamente dispar: de ocho a tres hacía cálculos para centrales nucleares, y el resto lo dedicaba a esculpir, pintar y hacer escenografía para teatro. En 1985 se trasladó con una beca a Milán para estudiar escenografía en La Scala y allí se ha quedado. Allí ha descubierto la escenografía hinchable, que ya ha presentado en varios teatros y que posee la magia de crearse delante del espectador". En la exposición, además de contribuir con un caballo de cartón, una de las vedettes de la exposición, Gabriel ha hecho la escenografía del conjunto.

Ambos se entusiasman con todos los juguetes. Sin embargo, Monique tiene preferencia por uno en particular: la muñeca de una niña de raza gitana de siete años, que consiguió en Orihuela en 1976, y que consiste en un ladrillo rojo tapado con una manta de lunares. Gabriel la ha puesto en una urna de cristal.

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