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BALONCESTO / COPA DE EUROPA

El Barcelona barrió al Maccabi

Robert Álvarez

La principal diferencia entre un aventurero y un suicida consiste en que el aventurero se reserva un margen de escape. Cuanto más estrecho es el margen, mayor es la aventura. El Barcelona había dejado un resquicio tan estrecho entre la aventura y el suicidio en esta Copa de Europa que anoche resultó apasionante presenciar como el equipo azulgrana bailaba sobre el filo de la navaja.El Maccabi era un equipo al que el Barca necesitaba ganar, no sólo porque era obligatorio, después de los cinco tropiezos anteriores, sino porque es uno de sus rivales más directos para acceder a la fase final de Gante. Los israelíes no habían puesto en funcionamiento su habitual sistema de juego lento y apoyado en sus tiradores de larga distancia, cuando el Barça ya se había ensañado con ellos como un poseso.

Mientras que los obuses de Epi y Sibilio creaban el pánico en la defensa rival, sus homónimos en el Maccabi, Jainchi y Berkowitz, tenían que ser sentados por sus constantes fallos, provocados por una defensa que los atosigaba. La situación bajo tableros era igualmente favorable al equipo azulgrana, entre otras cosas porque Barlow mostraba un desconcierto total en sus acciones y porque los bases del Maccabi eran incapaces de alimentar a sus pivots de balones comestibles.

Las modificaciones utilizadas por ambos técnicos no variaron el panorama. El primero cambió de base y reemplazó a Jainschi y Berkowitz. El segundo, conitemplaba cómo funcionaba su equipo, sin ganas de intervenir. Cuando lo hizo fue forzado por pequeños problemas como las tres faltas personales de Norris que provocaron que lo relevara por Jiménez. Este a diferencia del día del Real Madrid jugó de pivot, de cuatro, y bajo el aro explotó mucho mejor sus dotes.

Sólo en los primeros minutos del segundo período tuvo un pequeño bache el equipo azulgrana que supuso un parcial de 0-6 que rebajó a 14 los 20 puntos de ventaja con que se había ido al descanso. Sin necesidad de retoques en su quinteto, el Barcelona superó esa pequeña laguna y empezó de nuevo a sumar puntos de forma vertiginosa, sobrándole buena parte de los 30 segundos disponibles para finalizar sus ataques.

Punto y aparte merece el partido de Sibilio, que con su tiro enloqueció tanto al público como a su marcador. Lo dicho, vale la pena apuntarse al desafio. En Salónica, la tierra del dios Gallis, el próximo jueves.

En el otro partido de ayer, el Tracer ganó al Saturn: 115-104.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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