La presion del Banco de España fue decisiva para el cambio de actitud de Escámez ante Cartera Central
Las presiones que desde el Banco de España se han venido llevando a cabo para que terminara cuanto antes la pelea por la entrada de Cartera Central en el Consejo de Administración del Banco Central y la demostración documental de que se comunicó con tiempo suficiente la transferencia de acciones para su inscripción ante la junta general extraordinaria de, accionistas han sido algunas de las causas que han provocado el cambio de actitud de Alfonso Escámez, presidente del Banco Central, que permitió alcanzar un acuerdo entre las partes el pasado miércoles por la noche.
El intercambio de comunicados entre el Banco Central y Cartera Central, iniciado a finales del mes de noviembre cuando se anunció la intención por parte de esta sociedad de llegar a controlar como mínimo el 12,25% de las acciones del Banco Central y acentuado en los últimos días, terminó el miércoles con la publicación de un comunicado conjunto en el que el Banco Central reconocía los derechos como accionista a Cartera Central -negado hasta entonces-, se anunciaba que Romualdo García Ambrosio, secretario del consejo de Cartera Central, será consejero del banco de forma inmediata y se aplazaba hasta el próximo mes de junio el nombramiento y ratificación de otros consejeros en representación del principal paquete de acciones y se trataba de quitar hierro a la situación creada.Nuevos consejeros
El nombramiento de García Ambrosio plantea un problema no resuelto, ya que el número de consejeros actuales, 19, es el máximo permitido actualmente por los estatutos de la sociedad. Las posibilidades existentes son varias: por una parte tratar de modificar el orden del día de la junta general del sábado e introducir una modificación de los estatutos que permita ampliar el número de consejeros. La otra vía es lograr que uno de los consejeros actuales renuncie a su puesto "por el bien de la entidad" y que su lugar lo ocupe el representante del principal accionista.
La intervención del Banco de España, mediante contactos telefónicos, tuvo como objeto, según coincieron en afirmar ayer fuentes cercanas al banco emisor, señalar, "guardando una estricta neutralidad", que el espectáculo que se estaba dando no beneficiaba a nadie, y mucho menos a las dos partes en conflicto".
Estas mismas fuentes declararon que se ha seguido "el modelo inglés" de intervención por parte de la autoridad monetaria y que consiste "en arquear las cejas para que quien se encuentra en el otro lado de la mesa se dé cuenta de que lo que ha propuesto no gusta".
Junto a ello, el temor a una posible impugnación de la junta general extraordinaria de accionistas del banco solicitada por Cartera Central si no se le hubiera reconocido la representatividad del 12,60% del capital del Banco Central bajo su control, influyó en el cambio de actitud de Alfonso Escámez, que, hasta ese mismo momento, se ,había mostrado totalmente opuesto a tales proyectos.
La Junta Sindical de la Bolsa de Madrid, en un escrito fechado el miércoles, señalaba que las actas de transferencia de acciones se facilitaron al Banco Central los pasados días 13 de enero -por 61.827 acciones-; el 14 de enero -3.569.285 acciones- y el 15 de enero, por 50.576 acciones.
Con este escrito, la Junta Sindical de la Bolsa de Madrid replicaba a una nota hecha pública por el Banco Central en la que se afirmaba que los días de entrada habían sido el 15, 16 y 19 del presente mes de enero, lo que impedía ejercer la representación de todo el paquete, limitándola sólo a las primeras 61.827 acciones.
Estas transferencias de acciones representaban la aportación a Cartera Central por parte de Construcciones y Contratas y suponen algo mas del 5% del capital. Las que el grupo KIO, a través de su sociedad GSM proporcionaba -equivalentes a algo menos del 5% del capital del Central- han dejado también de ser objeto de controversia, al renunciar Alfonso Escámez a tratar de esclarecer jurídicamente si GSM podía o no venderlas a un tercero al existir "contractualmente una limitación de la transmisión de dichas acciones", como se decía en el comunicado hecho público por el Banco Central el pasado día 19.
Todo parece indicar que Alfonso Escámez ha acabado aceptando que dicha limitación, que estaba recogida en los acuerdos entre GSM y el Banco Central de octubre de 1986, solo afectaba a una parte -GSM- que no recibía contrapartida a cambio y que, por tanto, su validez sólo depende que la parte afectada quiera cumplirla o no.
Al final, los temores a los posibles problemas derivados de la negativa a aceptar a los nuevos accionistas parecen haber prevalecido, aunque los últimos movimientos llevados a cabo por el presidente del Banco Central, en busca de posibles aliados que diluyeran el peso de Cartera Central, parecen indicar que se ha conseguido tan solo un armisticio pasajero hasta que se concluya la celebración de la junta general extraordinaria de accionistas de mañana, sábado. A partir de ahí, ahora mismo, volverán las maniobras.
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