El 'viejo' Santillana sacó de apuros al joven Real Madrid

El salvador madridista, es decir, don Carlos Alonso Santillana, se retiraba a los vestuarios tras haber cumplido, una vez más, con el conocido tópico de que los viejos goleadores nunca mueren. Salió a su encuentro Leo Beenhakker, el entrenador, y le dijo: "Charly, eres de oro". Charly ya había dirigido un gesto al banquillo -¿sólo de alegría?-, tras marcar uno de sus dos goles que le dieron la vuelta a una eliminatoria que el Cádiz tenía ganada a 18 minutos del final. Charly, posiblemente, debió pensar en esos momentos que hace poco, muy poco tiempo, algunos quisieron jubilarle en la Casa.

El Cádiz saltó al Bernabéu sin la magia de González, su gran estrella, porque en la noche del martes hizo de Baltasar en la cabalgata de Reyes en la ciudad gaditana. Todos trataron de inventarse explicaciones, pero al final fue el entrenador, Víctor Espárrago, quien se sacó de la chistera a un equipo peleón y combativo que, para empezar,- le aguantó al Madrid todo el primer tiempo y que luego fue capaz de adelantarse en el marcador' tras superar el gol del de siempre, o sea, del mexicano-, y tener en las cuerdas a su poderoso enemigo blanco. Había bastado para eso que el eje central madridista -Sanchis-Jankovic-Martín Vázquez- mostrara una línea irregular, que Michel bajase en la segunda parte su buen nivel de la primera, y que el uruguayo Salazar, el libero Carmelo y el incordiante Francis se desdoblaran con precisión, calidad y rapidez, respectivamente.

Pero el Cádiz se olvidé en esos minutos finales de que Santillana e'gtaba en el campo. Esto ocurre cada vez con menor frecuencia, y no sólo por el inevitable paso de los años y del hecho de que Santillana tenga por delante a los intocables Butragueño y Hugo. En el banquillo, alguno de los compañeros del veterano delantero -35 años-, había sentenciado: "Ánimo Charly, vas a marcar". Que no se engañe el adivino. Había hablado con una carta marcada: salía al campo don Carlos Alonso.