Borja Puig de la Bellacasa
De visitante de exposiciones a director del Círculo de Bellas Artes
Borja Puig de la Bellacasa ha decidido, a sus 33 años, cambiar la abogacía por el arte. Ha dicho adiós a una sólida carrera de abogado para dedicarse a la dirección del Círculo de Bellas Artes de Madrid, cargo para el que ha sido elegido recientemente y donde se ha marcado como objetivo levantar esta Casa de los Artistas privada e independiente sin tener que echar mano de una mayor subvención estatal.
"El contacto permanente con todo tipo de artistas ha producido en estos años una sobreactividad lógica en el Círculo, porque hacía falta un centro que recogiera la explosión cultural que ha habido en Madrid", manifiesta Borja Puig, que antes de su nombramiento como director se encargó de la gerencia del centro durante cuatro años. "Yo creo que no se debe abandonar esta línea, pero a la vez hay que marcar unas señas de identificación para la propia supervivencia del Círculo. Es decir, todo ese esponjamiento debemos aprovecharlo para que el Círculo se convierta en el centro de debate, reflexión y crítica de todo tipo de plataformas".Cuando Borja Puig de la Bellacasa, casado y con dos hijos de corta edad, abandonó las clases de arquitectura para pasar a la facultad de Derecho, donde desempeñó un destacado papel en el movimiento estudiantil, no sospechaba que con el tiempo su vinculación con el arte pasaría de la mera afición de visitante asiduo de exposiciones a la de director de un centro clave en la vida cultural de Madrid. Su incorporación como gerente del centro, a pesar de no ser un experto en ternas económicos, fue, según explica, fruto de la necesidad: una junta directiva formada por reconocidos artistas se hizo cargo del Círculo para salvarle de una muerte tan segura como anunciada. "La situación de este centro era tan demencial, que todos los temas acababan en un problema jurídico, y por ello buscaron un gerente con perfil jurídico en vez de económico", explica Borja Puig, que considera su nombramiento como director "una continuidad lógica".
Perteneciente a una familia de diplomáticos, descubrió tras su incorporación a la Casa de los Artistas que su bisabuelo por línea materna formó parte de una junta directiva, en calidad de responsable del área de música, de esa institución, creada a finales del siglo XIX.
Desentrañado en gran medida el galimatías jurídico de la entidad, sigue pendiente de resolverse de una forma permanente la financiación económica. El ciclo de conferencias sobre El cuerpo, que se está desarrollando actualmente, es la primera actividad importante que se realiza con patrocinio privado. Pero, salvo excepciones como ésta, la única aportación privada con la que se cuenta de forma estable son las cuotas (1.000 pesetas al mes) de los 3.500 socios actuales.
Para garantizar la subsistencia del Círculo, Borja Puig no se muestra partidario de un aumento de la subvención estatal. "La vía de una mayor aportación de la Administración a las arcas del Círculo está agotada, y no hay interés en ninguna de las dos partes, la Administración y el Círculo, en que se amplíe. Nuestra opinión es que no tiene sentido definirse como un centro privado e independiente si las posibilidades de nuestro trabajo dependen exclusivamente del dinero público. La esfera pública debe estar presente y mantenerse siempre, pero completada con la aportación de empresas privadas".
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