Cinco meses de intensa actividad

El 27 de junio del presente año, Jesús Gil y Gil accedió a la presidencia del Atlético de Madrid, tras arrasar en las urnas a sus tres rivales: Enrique Sánchez de León, Agustín Cotorruelo y Salvador Santos, los dos primeros ex ministros, y el tercero ex vicepresidente del club en la época dorada del fallecido Vicente Calderón. En la última semana, GÚ y Gil ha sufrido sus mayores reveses en los juzgados, al haber perdido el que se conoce como su equipo jurídico habitual, dos querellas, una presentada contra los anteriores directivos, y otra por haber roto el contrato con la firma que llevaba la publicidad estática del Atlético.El juzgado de instrucción número 27 decidió esta semana archivar las diligencias presentadas por Gil contra los anteriores directivos por presunta apropiación indebida. Esta decisión del juez se produjo poco después de que otro juzgado concediese el interdicto solicitado por la empresa Rralco, concesionaria de la publicidad estática del estadio Vicente Calderón, tras el rompimiento del contrato existente porque Gil contrató a su vez con otra firma que le ofrecía más dinero.

Gil y su equipo jurídico habitual tienen pendiente otra demanda, por presunto despido ¡legal, presentada por Angel Castillo, ex secretario técnico del club, y ya estuvieron a punto de ir a los tribunales también con el anterior entrenador Luis Aragonés. Casi llegaron a las manos porque el presidente se negó a aceptar un contrato firmado por los próximos tres años por el que Luis percibiría 36 millones de pesetas. El asunto se zanjó en un acuerdo mutuo en torno a los 15 millones.

Gil anunció también una gran demanda nacional de responsabilidad contra los dirigentes que han participado en el gran fraude del incremento de la deuda del fútbol español". La gran demanda se redujo a la querella contra los ex directivos del club.

Gil acusó al Real Madrid de boicotear su partido de presentación, en el mes de agosto, contra el Liverpool, así como de una denuncia que se presentó contra él ante la Brigada de Delitos Monetarios, por el fichaje de Paulo Futre. El Juzgado Central de Instrucción número tres le exculpó al señalar: "El libramiento de un cheque de 100 millones por el denunciado Jesús Gil y Gil no vulnera la normativa vigente".

Discotecas y dimisiones

Gil afirmó también: "Lo único que no está podrido en el fútbol español es el balón y los jugadores". Semanas después, dijo que en su club había jugadores que cerraban las discotecas, y provocó la dimisión de tres directivos, entre ellos su vicepresidente primero, Francisco Bermejo, al que había nombrado su portavoz personal durante el tiempo que decidió permanecer callado -siete días- por consejo de algunos amigos.