El Español de Credito se queda sin consejero delegado dos semanas antes de que Pablo Garnica se retire como presidente
El Banco Español de Crédito atraviesa estos días por una delicada situación que el consejo de administración no parece ser capaz de solucionar. La dimisión de López de Letona, aceptada finalmente aunque el consejo haya tratado de que la retirara, plantea que en estos momentos el segundo banco del país no tiene un ejecutivo que controle y decida la práctica a llevar en el día a día de una entidad de ese tamaño. Pero, con ser grave, esta situación se complica más si se tiene en cuenta que el próximo día 12 de diciembre, el presidente de la entidad, Pablo Garnica, debe abandonar dichas funciones, según el acuerdo del propio consejo de administración.La dimisión de José María López de Letona, a menos de dos semanas de la fecha en que tenía que acceder al cargo de presidente, y el hecho de que se deba a la existencia de "profundas discrepancias internas en el seno del propio banco a lo largo del último año y medio" -tiempo que llevaba Letona en Banesto como primer ejecutivo- no hacen sino reflejar la incoherencia externa e interna en que ha vivido esa institución a lo largo de ese período y la propia sítuación de López de Letona.
Porque es difícil entender que, si existen esas profundas discrepancias, que nadie niega y que habrían llevado a López de Letona a un total aislamiento en el seno del consejo de administración, se haya mantenido en su puesto y haya decidido cerrar el capítulo de su presencia en Banesto un mes después de que el consejo aceptara a regañadientes su nombramiento como presidente a fecha fija y en medio de unas negociaciones cuyo objetivo final es la absorción de la entidad por el Banco de Bilbao.
Junto a ello, la decisión de Banesto de no nombrar un sustituto de López de Letona en el mismo momento en que ha aceptado su dimisión puede mostrar una incapacidad para controlar la situación o, por el contrario, que su salida estaba tan clara que el recambio está funcionando ya desde hace días.
La incorporación de las familias tradicionales de Banesto al proceso negociador, junto a los dos principales accionistas cabría explicarlas más por la primera posibilidad que por la segunda. La defensa de los intereses de los accionistas y de los empleados frente a posibles salidas personales debería seguir presidiendo la posición de los representantes de Banesto, como se ha señalado hasta ahora.
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