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Crítica:'EL HOMBRE QUE VINO A CENAR'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una comedia inédita con Bette Davis como estrella

Apreciable autor de algunas películas policiacas de calidad -La calle sin nombre, por nombrar alguna-, William Keighley fue el realizador de El hombre que vino a cenar (1941), adaptación para la pantalla de una famosa pieza teatral de George S. Kauffman y Moss Hart, que la Warner produjo encabezando el reparto con una de las estrellas punteras del momento -y la más puntera de la casa-, Bette Davis, que aquí ensanchaba su polifacético rostro hacia la comedia en un tiempo muy dado al melodrama.Comedia es, pues, esta película, inédita en nuestras pantallas. Y comedia distinguidamente ácida; su blanco son los medios de comunicación y la gente que maneja sus hilos, concretamente un locutor célebre -que es la contrafigura de Alexander Woolcott, crítico de gran prestigio fallecido dos años después de este filme-, cuyas vidas públicas -adorado incondicionalmente por su audiencia- y privada -literalmente, una fiera- son aquí objeto de una despiadada reflexión. La Davis encarna a su secretaria, mujer de hábil psicología capaz de meterle en cintura, mientras que otras apariciones estelares (Reginald Gardiner dando vida a Noel Coward y al extravagante Emmy Durante haciendo lo propio con nada más y nada menos que Harpo) dan fe del interés apriorístico de esta comedia nada convencional,

El hombre que vino a cenar se emite hoy, a las 22.15, por TVE-1.

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