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Todos los vecinos Daimiel despidieron a los obreros fallecidos

Prácticamente todos los habitantes de Daimiel (Ciudad Real) estuvieron presentes ayer en el entierro de las 10 víctimas del accidente ocurrido el día anterior cerca de la localidad toledana de La Guardia. En medio de un clima emocional muy intenso, todos los comercios, bares e industrias de la localidad cerraron ayer sus puertas durante todo el día. El funeral se celebró desde las cuatro hasta las cinco y media de la tarde en la plaza de España y fue oficiado por el obispo de Ciudad Real, Rafael Torija de la Fuente. Al sepelio asistió también el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, el socialista José Bono. Algunos de los heridos del accidente, dados de alta y que se encontraban en Daimiel, criticaron ayer el retraso en el rescate de las víctimas.

A las cuatro de la tarde, la plaza de España estaba completamente abarrotada de miles de personas que testimoniaban así su solidaridad con el dolor de los familiares de las víctimas. En medio de la plaza se había levantado un estrado con un altar, desde donde se ofició la misa. Los féretros de los 10 fallecidos estaban situados frente al altar. De cara a ellos, varias filas de sillas para aliviar el cansacio de los familiares., A lo largo del oficio se vivieron frecuentes momentos de emoción. Al menos cuatro mujeres tuvieron que ser sacadas de la plaza, por desvanecimientos.El obispo de Ciudad Real pronunció una homilía, en la que se refirió a la situación injusta que supone para los trabajadores del pueblo el tener que ir a ganarse el para otra ciudad, en este caso Madrid. José Bono; el alcalde de Da miel, Apolonio Díaz, y el gobernador civil de Ciudad Real, Joaquín Íñiguez, dieron el pésame a los familiares.

De la plaza de Espada, los féretros fueron conducidos al cementerio de Daimiel, donde fueron inhumados. Allí se encontraban también varios trabajadores heridos leves en el accidente.

Uno de los heridos, y su testimonio fue corroborado por otras personas, declaró que la operación de rescate de las víctimas no fue tan rápida y eficaz como se dijo el lunes. En concreto, el primer coche de la Guardia Civil llegó casi a las media hora, y las primeras ambulancias tardaron casi una hora en llegar. "Mientras tanto", afirmó el familiar de una de las víctimas, "los que estábamos bien nos dedicamos a ayudar a los heridos.

"A la media hora de ocurrido el accidente estábamos 30 o 40 personas, muchos heridos leves y contusionados, en la cuneta esperando que alguien decidiera dónde nos iban a trasladar. Por fin, a eso de las 6.30 nos empezaron a llevar al Primero de Octubre", manifestó.

Ayer, tanto CC OO como UGT hicieron públicos sendos comunicados, en los que reiteraban las críticas hechas durante años a es te sistema de contratación de traba adores.

En la mañana de ayer, Gerardo de Gracia, secretario de Seguridad e Higiene de la Federación de Industria de la Construcción y Madera de CC OO, se entrevistó con el gobernador civil y el delegado del Gobierno en Toledo. De Gracia declaró que el delegado del Gobierno "ha garantizado" que el accidente será considerado como laboral a todos los efectos, y que tendrán derecho al cobro de pensiones, indemnizaciones y los haberes correspondientes, así como que se indemnice a los heridos graves por las secuelas del accidente y el tiempo que estén sin poder trabajar.

Manuel Gigante, hermano de dos de los fallecidos, se encontraba ayer en su domicilio en la cama con la cabeza y la mano derecha vendadas y muy sedado por los tranquilizantes para mitigar los dolores. Manuel iba precisamente en el asiento de al lado del conductor y relató lo siguiente: "Antes del accidente ya pasó algo raro, porque el autobús dio un bandazo y estuvo a punto de irse a la izquierda. Yo no le dije nada en ese momento al conductor, pero ya me quedé un poco preocupado y poco después oí a una mujer que iba en el asiento de al lado que decía: "Tenga usted cuidado, ¿qué hace?' En ese momento la rueda del autocar cogió el desnivel de una alcantarilla, se salió de la calzada y cayó. Yo salí disparado a través del parabrisas".

Manuel Gigante tuvo ayer palabras muy duras contra la actuación de: la Guardia Civil de Tráfico. "Yo estaba debajo del autobús, consciente, y cuando un primo mío y otras personas quisieron ayudarme a salir la Guardia Civil se, lo intentó impedir diciendo que se apartaran de allí, y lo mismo hicieron cuando otra gente quiso ayudar a una mujer a salir de entre los restos del autobús. Me gustaría pedir, por favor, a los civiles de auxilio en carretera que vigilen más la autopista", señaló.

Manuel Gigante lleva haciendo este trayecto desde hace 16 años.

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