Lina Morgan,
que ha estrenado su espectáculo El último tranvía en el madrileño teatro de La Latina, entidad de la que es empresaria, le envió un beso desde el escenario a su espectadora más entrañable, Julia Segovia, su madre, de 86 años, sentada en un palco, formando triángulo con Antonio Buero Vallejo y Antonio Gala, ambos situados en el patio de butacas. Concluida la función, en la que Lina ha cosechado un éxito similar al de otras actuaciones precedentes, la cómica invitó a sus amigos a la sala de fiestas de un hotel madrileño. El reloj marcaba ya las cuatro de la madrugada, cuando doña Julia bebía champaña como si nada, y a quien le preguntaba: "¿Hubiese preferido que su hija fuera monja antes que artista?", la madre de Lina respondía serenamente: "Se puede ser monja de muchas maneras". Y más seriamente, pero con amor de madre, añadía: "Ni la Celia Gámez bailaba el chotis como ella". Durante el festejo, Lina Morgan lució un medallón de nácar con un aro de brillantes que le acababa de regalar un persistente admirador barcelonés que ostenta el récord de haber presenciado su anterior espectáculo en nada menos que 50 representaciones.
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