Paro, burocratismo y libertad

Debido al progresivo avance de las nuevas tecnologías, el trabajo asalariado va desapareciendo en nuestra sociedad, a pesar del descenso de la natalidad. Algunos pensadores y economistas, como ahora recientemente Adam Schaff, proponen asignar a los parados un salario de solidaridad social y crear más ocupaciones sociales. Todo el mundo tiene derecho a un mínimo para vivir dignamente, y hay que consumir lo que se produce. En consecuencia, el salario de solidaridad social es necesario en un mundo donde cada vez hay menos puestos de trabajo.Sin embargo, lo que me preocupa son ciertas ocupaciones sociales de la Administración. Cada vez hay una mayor burocratización. El Estado no se asigna un límite de atribuciones, quiere ejercer el poder sobre todo, y lo hace imponiendo una multiplicidad de censos y registros. Las labores inventadas con este sistema crean relaciones y mentalidades de un servilismo alienador: arbitrariedad en los concursos de oposición y concesión de subvenciones, oficios sin incentivos ni vocación, relaciones laborales desfavorables...

Así, en Bélgica, donde se aplica el subsidio de desempleo indefinido, los que no tienen trabajo han de pasar por la ventanilla o fichar cada día para conseguir su derecho fundamental de vivir. Quizá es mejor eso que ser delincuente o trabajar en el mercado negro, pero es peor que la libertad vigilada.- Miembro del Centre d'Estudis Joan Bardina.