El peso del PSOE
Los excesos de la cúpula de poder del PSOE empezaron, cómo no, dentro de su propio partido: así se arrinconó el término marxista en un partido que se define socialista (¿serán felipistas, guerristas o barrionuevistas los militantes del PSOE?); se marginan las tendencias más izquierdistas del partido; se hacen oídos sordos a las interesantes propuestas federalistas de las organizaciones de la periferia, y se ataca, frontal o subrepticiamente, las voces de UGT (sindicato vinculado a dicho partido) que discrepar. de la política claramente liberal que, contra viento y marea, quiere imponer la cúpula del partido.Pero la cosa quedaría más o menos como entre familia, si los excesos de dicha cúpula se limitaran a su propio partido. Sin embargo, tuvimos que asistir al lamentable espectáculo del referéndum sobre la OTAN, y la posterior negociación sobre las bases de utilización USA; también a vergonzosos pactos contra natura poselectorales; al uso de la moción de censura en Galicia, merced a rocambolescos pactos, con el único fin de conseguir una parcela más de poder; a la retransmisión in extremis de partidos de fútbol como el Madrid-Nápoles, y a interminables tardes plagadas de fútbol (y es que el fútbol es el verdadero opio del pueblo español).
La última, por ahora, es la destitución y posterior dispersión de los profesionales que hacían posible los informativos de Radio 3 (emisora que parece que molesta por su tratamiento de los temas) y el descafeinamiento de los informativos en dicha emisora. La lista de torpezas o abusos se podría ampliar y, de hecho, me temo que se irá ampliando, puesto que parece que la ambición de los que han probado cualquier tipo de poder es perpetuarse en él a costa de los que sea.
Parece que, después de una poco eficaz etapa parlamentaria, estamos asistiendo, en este país nuestro, a una etapa presidencialista, en la que las decisiones realmente importantes las toma un pequeño núcleo de personas, dejando de lado (en bastantes ocasiones) la ética en aras de la eficacia...
Y así, mientras la cúpula del PSOE aprieta y ahoga, Alianza Popular navega, Izquierda Unida hace y denuncia lo que puede, y Adolfo Suárez calla (pues cree que ya le llegará su hora), y el ciudadano se siente confuso y desamparado ante el panorama político.-
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