Juan Pablo II canoniza a cuatro mártires españoles
El papa Juan Pablo II canonizó en la mañana de ayer, en una solemne ceremonia de tres horas de duración celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano, a un grupo de 16 mártires, víctimas de la persecución religiosa en Japón en el siglo XVII, entre ellos cuatro dominicos españoles. En medios vaticanos existía un clima de satisfacción por el alto nivel de la delegación oficial española, presidida por el eurodiputado y ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo y en la que se integraban dos presidentes autonómicos.
En la delegación oficial española figuraban el embajador español ante la Santa Sede, Jesús Ezquerra; el lehendakari, José Antonio Ardanza; el presidente del Gobierno autonómo de CastillaLeón, José María Aznar; así como los alcaldes de León y de las localidades guipuzcoanas de Regil y Oñate.Al acto asistieron varios miles de personas, entre ellas numerosos peregrinos españoles llegados de Castilla y León y del País Vasco, así como otros grupos de filipinos, japoneses, franceses e italianos.
Concelebraron con el Papa diversos prelados españoles, entre ellos los cardenales Ángel Suquía, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española; Narcís Jubany, arzobispo de Barcelona; y los obispos de León y de San Sebastián, Antonio Vilaplana Molina y José María Setién, respectivamente, segun informa Efe.
En su homilía, Juan Pablo II, refiriéndose a los nuevos santos, dijo que "dieciséis hombres y mujeres dieron testimonio, con su sufrimiento heróico y su muerte, de su fe en el mensaje de salvación en Cristo, que llegó a ellos después de ser proclamado, de generación en generación, desde el tiempo de los apóstoles".
Recordando la jornada de oración por las misiones que ayer celebraba la Iglesia, Juan Pablo II dijo que "los misioneros que hoy [ayer para el lector] son canonizados hablan a todos los fieles cristianos, en esta jornada de oración por las misiones, y les exhortan a reavivar su conciencia misionera".
Siglo cristiano
En la lista de nuevos santos (beatificados por el Papa durante su visita a Filipinas, en 1981) figuran, además de los cuatro españoles, nueve japoneses, un italiano, un francés y un filipino, asesinados entre 1633 y 1637 y que vivieron el "siglo cristiano del Japón" (1549-1650), iniciado con las predicaciones del jesuita español san Francisco Javier. Las persecuciones en Japón son, para algunos, más crueles y sangrientas que las de los dos primeros siglos de la historia de la Iglesia, y se iniciaron con la crucifixión en la colina Nishizaka, en 1597, de los 26 protomártires de Nagasaki, tras la cual fueron asesinados otros 206 beatos, entre 1617 y 1632.El temor a una invasión extranjera -facilitada por misioneros y comerciantes- y la naturaleza de una religión que se oponía a la idea de un emperador divinizado y predicaba un Dios al que era imposible combatir con las armas, explica la brutal reacción de las autoridades de un país que volvió a cerrarse a Occidente hasta el siglo pasado.
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