Fallece en accidente de tráfico el restaurador Víctor Merino
Víctor Merino Vallejo, de 60 años, uno de los principales restauradores españoles y creador de varios prestigiosos establecimientos gastronómicos de Madrid y Santander, murió ayer en accidente de tráfico cerca de Aranda de Duero (Burgos), cuan do se trasladaba de Santander a Madrid. Nacido en Autol (La Rioja), vivió desde los seis años en Santander, donde sus padres montaron un modesto estableci miento de venta de vino, en la calle Carvajal, al que llamaron El Riojano. Tal fue, posteriormente, el nombre del primer restaurante creado por Merino en la popular calle de Río de la Pila, en plena década de los cincuenta.Merino fundó, pasados unos años, El Molino, en la localidad de Puente Arce (Cantabria), tras restaurar unas viejas instalaciones harineras a orillas del río Pas; cuatro años más tarde, en 1974 abría La Sardina de Plata, en la zona de El Sardinero, y al principio de los ochenta, Cabo Mayor, en la capital de España.
Santander-Madrid
Víctor Merino, desde que se había instalado en Madrid alternaba, para vigilar la marcha de su empresa, los fines de semana entre la capital del Estado y Santander. De aquí partió en automóvil, en la madrugada de ayer, para emprender su último viaje.
Estaba en posesión de varias condecoraciones de sociedades gastronómicas españolas y europeas y, asimismo, de la medalla de plata al mérito turístico y otra distinción de la Universidad Menéndez y Pelayo.
En El Riojano conoció, durante dos décadas, a numerosos intelectuales y artistas, muchos de los cuales dejaron en los toneles del local la muestra de su talento pictórico.
La noticia del trágico accidente llegó a conocimiento de los trabajadores en La Sardina de Plata, pasadas las tres de la tarde de ayer, cuando la gente ocupaba los comedores y, por ello, el servicio se interrumpió. En seguida, los otros dos restaurantes de Cantabria cerraron sus puertas. Víctor Merino decía siempre que carecía de toda tentación para escribir un libro de cocina y que sobre los secretos de los fogones existen muchas teorías y teoremas.
Para este riojano de nacimiento y cántabro de toda la vida, comer era el "acto más espiritual de nuestro tiempo". Sólo se le conocía una manía: vestir, casi siempre, de azul.
Deja mujer y tres hijos. El varón, Antonio, está al frente de El Molino; el yerno, Pedro Larumpe, es el cocinero mayor de la empresa creada por Merino y quien rige Cabo Mayor, en Madrid.
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