Literatura y cine
La adaptación cinematográfica de ilustres textos literarios está de moda tanto en España como en el resto de Europa. Así, entre otras ventajas, no hay que buscar un argumento. Lo tenemos ahí, y, además, de reconocido prestigio.El argumento, efectivamente, se puede adaptar, pero ¿y el lenguaje? Esto ya es otro cantar. Ahí surgen grandes dificultades, y no hay ninguna regla fija para salir airoso.
Lenguaje literario y lenguaje cinematográfico son dos cosas distintas; no son equivalentes, aunque, en la mayor parte de los casos, en ambos se trate naturalmente de contar historias.
El director español Jaime Chávarri se ha enfrentado con coraje y dedicación a la tarea de adaptar la gran novela de Lloreng Villalonga Bearn, y para ello ha seguido fielmente el argumento, ha recreado mediante la escenografía y los decorados el ambiente de la época y ha buscado unos actores que pudieran dar el tipo físico adecuado a los personajes creados por Villalonga (y aquí la suerte no le ha acompañado demasiado).
Bearn se emite hoy por TVE- 1 a las22
35.
El asunto de la obra es conocido: a través de Don Ton¡ (y su portavoz, Joan Mayol), noble, librepensador, enamorado de Voltaire, humorista y vividor, asistimos a la decadencia y destrucción del mundo de la nobleza rural mallorquina.
Los puntos de contacto con El Gatopardo, de Lampedusa, y con cierta parte de la obra de Sciascia (la isla de Sicilia en ambos casos) son evidentes.
Sobreactuar
La película no es ni buena ni mala; es correcta, un tanto fría. Se ve sin pasión, Hay escenas bien resueltas, como algunas de las que transcurren entre Don Toni y su mujer; otras son tediosas, como la mayoría de las que tienen por protagonista a Angela Molina, actriz que, dígase lo que se quiera, tiene una tendencia a sobreactuar apabullante. Amparo Soler Leal y algunos secundarios lo hacen bastante mejor, pero, en conjunto, los actores perjudican bastante a la película.
Jaime Chávarri, director muy apreciable, debió sentirse atraído por la historia familiar. Las dudas sobre quién sea el padre del capellán le divertirían y azuzarían para aceptar el encargo. Después de ver la película podremos coger el libro, que sí se lee con verdadera pasión.
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