El sabor desagradable
del agua, aunque sin peligro para la salud, que vienen percibiendo vecinos del norte de la capital madrileña se debe al crecimiento masivo de unas algas en el embalse de Santillana. El Canal de Isabel II prevé que esta anomalía quede subsanada hoy y niega que haya causado trastornos gastrointestinales. El sabor se debe a la sustancia que vierten las algas como reacción al cloro.-
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