Autoflagelaciones en Beirut.
La sangre empaña las túnicas blancas de luto de dos flagelantes shiíes libaneses que cortan sus cuerpos con navajas y cuchillas de afeitar para recordar las penalidades sufridas por el venerado imam Hussein, nieto del profeta, quien en el año 680 de la era cristiana, al frente de un centenar de hombres, se lanzó contra el poderoso Ejército del califa suní de Damasco, en Karbala, y, tras ser derrotado y torturado, fue decapitado. En el décimo día, el Ashura, del mes en que ocurrió el martirio, cientos de miles de shiíes realizan procesiones de flagelantes en todos los países en que esta rama del islam tiene implantación. La procesión recogida en la fotografía se desarrolló en la ciudad mercado de Nabatié, sita al sur de Líbano.
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