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Un directivo poco común

Luciano González Egido es nuevo en la casa y responde a un prototipo de directivo poco común en la sociedad Televisión Española. Tiene 56 años y fue profesor de Filología Románica en la universidad de Salamanca, de la que fue apartado a finales de los años cincuenta por sus vinculaciones con el Partido Comunista de España. Fue director de una de las revistas cinematográficas más importantes de la posguerra, Cinema universitario, y colaboró con Juan Antonio Bardem y otros en la organización de las Conversaciones de Cine de Salamanca de 1955. Ejerció la crítica de cine durante ocho años en la revista ínsula.

Tras el alejamiento de Salamanca, Emilio Romero le acogió en el diario Pueblo, donde comenzó a escribir, primero sin firma, sobre temas de cine y luego inició su columna 'Libre indirecto' con el seudónimo de Copérnico. Una acción futbolística -un gol de tacón- le sirve de pretexto para su peculiar teoría sobre los programas de ficción televisiva: "Para mí, el programa ideal de televisión es un partido de fútbol. Los elementos literarios y plásticos están al margen; es decir, no creo que la calidad de la televisión tenga que venir por los encuadres relamidos, por las frases geniales y shakesperianas. El partido de fútbol tiene una dramaturgia improvisada, a partir de un guión previo, implícito en las reglas del juego. Esa fuerza de la improvisación, de la sorpresa y del apasionamiento es lo que tiene que conseguir la televisión con los programas. Yo quiero conseguir con la ficción que la gente se apasione y que participe".

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González Egido es autor de un libro sobre Bardem, de una biografía de Miguel de Unamuno y de un ensayo sobre El estudiante de Salamanca, escrito en 1985 y a punto de edición. Colaboró con Pilar Miró cuando ésta era directora general del Instituto de Cinematografía y de las Artes Visuales.

También se pasó dos años en los servicios informativos, a los que fue adscrito procedente de los liquidados Medios de Comunicación Social del Estado. No sabe si es fijo de plantilla y cuál es su situación laboral exacta. Este perfil biográfico, incluidos los ascendentes políticos, ha sido realmente raro en los últimos organigramas de RTVE.

"Ahora soy escéptico", comenta. "Desde que no luchamos contra Franco, la cosa es mucho más aburrida. Ahora ni siquiera tenemos el placer de firmar cartas de protesta".

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