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Influir en el PSOE

Enric Company

El PSC cuenta con un historial de intervenciones en los congresos del PSOE necesariamente corto, porque se trata de un partido con sólo nueve años de vida, pero no por ello irrelevante. En la crítica situación planteada en el congreso extraordinario del PSOE de 1979, que debía resolver sobre el abandono del marxismo, fue la fórmula defendida por los socialistas catalanes la que permitió desbloquear una discusión sumamente enconada. En 1981, el PSC obtuvo del congreso del PSOE el apoyo a la candidatura olímpica de Barcelona, con lo que se evitó la proliferación de candidaturas para los Juegos de 1992.En el 30º Congreso del PSOE, los socialistas catalanes sentaron las bases para la resolución del espinoso problema de la financiación de las autonomías, uno de las principales caballos de batalla del nacionalismo de Convergència.

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La ponencia sobre estrategia política de este V Congreso ha sido elaborada por un equipo que cuenta, como les gusta decir a los dirigentes del PSC, con representación de sensibilidades distintas", expresión con la que subrayan su elevada cohesión interna. En su redacción han participado políticos de distinto talante: Antoni Dalmau, que gobernó plácidamente la Diputación de Barcelona con el apoyo de CiU; la principal figura de Izquierda Socialista, Francesc Casares, y ex miembros de la federación del PSOE, como Higini Clotas.

Apoyo al Gobierno

A diferencia de lo que ocurre con el PSOE, los socialistas catalanes y la UGT mantienen unas excelentes relaciones. El liderazgo de Raimon Obiols, que representa el sector socialista de origen catalanista, no es discutido ya, y los dirigentes que, como Ernest Lluch o Eduardo Martín Toval, fueron premiados por el PSOE en el pasado, por haberse mostrado críticos con la dirección del PSC, han pagado con su ostracismo en el seno del partido.

Tanto Raimon Obiols como Pasqual Maragall, las dos principales figuras del PSC, mantienen unas difíciles relaciones con el Gobierno y el PSOE. A causa, precisamente, de su insistencia en que el socialismo español abandone lo que en el PSC se considera su permanente tentación jacobina.

Pero estas diferencias no amenazan con romper nada. El PSC se ha cuidado de dejarlo muy claro: "Apoyamos este Gobierno, porque creemos que su balance de actuación es francamente positivo".

Para las elecciones autonómicas de 1988, el PSC ya ha decidido oponer al poderoso punch electoral de Pujol su mejor cartel: Obiols, Maragall, Solé Tura, Reventós, Nadal, Siurana, expresión de esa cohesión interna.

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