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El grupo Hispano Suiza, junto al británico First Leisure Corp., ofertó 1.600 millones por el Parque de Atracciones de Madrid

El grupo Hispano Suiza, que resultó derrotado frente a la sociedad Nuevos Varaderos SA, Nuvasa, en la adjudicación del Parque de Atracciones de Madrid, propiedad del Banco Urquijo-Unión, había presentado una oferta conjunta con el británico First Leisure Corporation, por un total de 1.600 millones de pesetas a pagar al contado. First Leisure, cotizada en la Bolsa de Londres, es un de las más importantes firmas europeas del ramo del ocio. Ambos socios habían proyectado efectuar una inversión de 800 millones de pesetas en la modernización del parque. En el contrato de compraventa ganado por Nuvasa entra también el popular teleférico que atraviesa la Casa de Campo de Madrid.

El Ayuntamiento madrileño manifestó ayer no tener que intervenir en la operación de compraventa, "ya que lo que se ha producido es el cambio de propiedad de las acciones de una sociedad, pero se mantiene la titularidad de la empresa concesionaria del parque".

La sociedad de reparaciones navales Nuevos Varaderos, SA (Nuvasa), en Santa Cruz de Tenerife, confirmó ayer la compra al Banco Urquijo-Unión del Parque de Atracciones madrileño, con un desembolso de 1.700 millones de pesetas. El gerente de la empresa, Pedro Anatael, restó protagonismo al mauritano Hamida Boucharaya en esta inversión, señalando que se trata sólo de un accionista más de la compañía. "El acuerdo de la adquisición del parque de atracciones fue adoptado por el Consejo de Administración de Nuvasa, y Boucharaya es un socio más y, por encima de todo, un extraordinario cliente", señaló Anatael.

Fortuna millonaria

Boucharaya, saharaui con pasaporte mauritano, de algo más de 40 años, es ampliamente conocido en los ambientes pesqueros de Las Palmas. Su empresa Mahavi, SA, propietaria de 36 barcos pesqueros de diferentes banderas (mauritana, panameña, senegalesa, entre otras), actúa en caladeros del noroeste de África, Canadá y Malvinas. Su nombre fue saludado en los círculos canarios como el nuevo hombre fuerte de Nuvasa, como reconocen fuentes de ésta, cuando el capital de dicha sociedad pasó de manos del Banco Urquijo-Unión al de un grupo de armadores españoles y empresas mixtas pesqueras. Fue a partir de ese momento cuando la situación económica de estos varaderos tinerfeños, hasta ese momento crítica, cambió de signo. Los dos últimos ejercicios han arrojado superávit. Personas relacionadas profesionalmente con Boucharaya aseguran que posee un tren de vida muy elevado. "Ha subido en pocos años como la espuma", agregan. Sus negocios en la pesca le han permitido amasar una fortuna incalculable. En Gran Canaria, donde comparte su residencia con Mauritania, ha realizado importantes inversiones inmobiliarias en fecha, reciente. En el citado país africano, al que está unido por intereses pesqueros, construyó recientemente un palacio particular, en cuya obra empleó mano de obra trasladada desde Las Palmas. Ayer no fue posible localizar a Boucharaya en las islas.

Según fuentes pesqueras tinerfeñas, Boucharaya tuvo que abonar el verano pasado al Gobierno mauritano una multa de 800 millones de pesetas, acusado de infringir con sus barcos los acuerdos establecidos con armadores de aquel país africano. Boucharaya era socio, además, de la naviera Antonio Arma, propietaria del pesquero Puente Canario, que fue ametrallado el año pasado por el Frente Polisario.

Nuvasa reinvierte

Nuvasa ha puesto en marcha una campaña de promoción internacional con el fin de aumentar su cartera de clientes. El balance positivo de la empresa en los dos últimos años ha permitido a su accionariado reinvertir los beneficios en mejoras de sus propias instalaciones y en otras actividades económicas, siendo este el caso del Parque de Atracciones de Madrid. "Creo que debe ser motivo de satisfacción que la empresa coloque sus resultados en territorio nacional en lugar de dirigirlos a otros países". Nuvasa fue creada en 1970, y en la actualidad el 80% de su facturación corresponde a servicios prestados a flotas extranjeras que operan en los caladeros norteafricanos (coreana, soviética, mauritana, senegalesa y japonesa). En 1986 ingresó 800 millones por las reparaciones efectuadas en 242 embarcaciones.

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