Rudolf Hess se suicidó con un cable eléctrico en la cárcel de Spandau
Un cable eléctrico le sirvió al anciano Rudolf Hess, último representante de la cúpula nacionalsocialista, para quitarse la vida el pasado lunes, cuando ya llevaba 41 de sus 93 años encerrado en la prisión berlinesa de Spandau. Un guardián que le había acompañado hasta la cabaña en la que solía pasar las tardes se lo encontró agonizante y con el cable en torno al cuello, según el segundo comunicado oficial, hecho público 24 horas después de su muerte.La primera información facilitada por las potencias aliadas encargadas de su custodia indicaba que Hess había muerto en la cárcel, lo que no es cierto, pues fue trasladado al Hospital Militar Británico aún con vida. Las violentas reacciones de la extrema derecha no se han hecho esperar en la República Federal de Alemania, donde grupos de de neonazis han salido a las calles a reivindicar la memoria de Hess. También en Madrid y Barcelona aparecieron ayer carteles homenajeando a Hess.
Páginas 2 y 3 Editorial en la página 6
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