Elizabeth Taylor
ha revelado a la revista norteamericana Cosmopolitan que su adicción al alcohol y a las drogas la habrían matado de no haberse decidido a seguir un tratamiento. La actriz ha confesado que era adicta a una mezcla formada por una buena dosis de güisqui Jack Daniels y varias pastillas de Demoral, un fuerte estimulante. Este medicamento le fue recetado a Elizabeth Taylor por su médico, cuando padeció una colitis. Después, ella lo mezcló con el güisqui y comprobó "que me ponía supereufórica", por lo que se convirtió en adicta hasta que su hermano Howard, uno de sus hijos y el actor Roddy MacDowall, amigo suyo, decidieron internarla en la clínica Betty Ford, de donde salió curada.
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