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Alcohólicos rehabilitados piden que el alcohol se considere droga dura

La calificación del alcohol como droga dura ha sido una de las reivindicaciones fundamentales que el congreso nacional de alcohólicos rehabilitados ha expuesto esta semana en Bilbao. Los conferenciantes han destacado, en el XVI encuentro, que la comunidad autónoma vasca, que cuenta con 400.000 afectados, se sitúa, junto a Galicia, a la cabeza del consumo alcohólico de Europa.

La rehabilitación de los afectados es particularmente dificil en el País Vasco, en donde los hábitos del chiquiteo suponen una presión social para aquellos que quieren desengancharse de la adicción. En este sentido, los congresistas han reconocido que el ambiente en el País Vasco es "pernicioso" para los alcohólicos rehabilitados.

Los expertos, médicos y psicólogos que han participado en el congreso organizado por la asociación La Cruz de Oro, que han denunciado la falta de información, apoyo oficial y publicitario sobre los peligros que conlleva la dependencia del alcohol, a fin de contrarrestar la campaña de las empresas licoreras, han coincidido en solicitar a las instituciones a "que colaboren en la reducción del consumo de bebidas".

Miguel Ángel Diez, presidente de la Asociación Vizcaína de Alcohólicos Rehabilitados, pone especial acento en que el uso y abuso del alcohol produce consecuencias tan nefastas para la salud y el comportamiento humano como la droga. "Si el alcohólico generara los problemas de delincuencia que provocan los heroinómanos, seguramente las autoridades se lo tomarían más en serio".

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La promoción publicitaria del consumo del alcohol -que resulta gravemente perjudicial para la población infantil, que se acostumbra al mensaje de la bebida alcohólica como un producto estimulante- ha sido una de las ponencias que ha ocupado un papel estelar en el desarrollo del congreso.Los congresistas, que han subrayado que los alcohólicos son cada vez más jóvenes, destacan la influencia ambiental propicia al consumo del alcohol que los chavales viven desde su más tierna infancia. La celebración de una buena noticia, el refugio de una personalidad tímida, pasar el rato, emular a los compañeros o la necesidad de ahogar las penas en alcohol son las excusas constantes impuestas por los hábitos sociales que marcan las pautas de comportamiento de los mayores y que copian sus herederos.

La imposibilidad de erradicar el alcohol "de la misma forma que existen enfermedades incurables" ha quedado sobre el tapete. "Podernos aspirar a convertirnos de alcohólicos consumidores a alcohólicos que no beben, pero la vuelta a la bebida es algo impensable",, señala Miguel Ángel Diez, quien por esta razón insiste en la conveniencia de respetar la decisión de quienes quieren desengancharse del alcohol. "Que no se tome el pelo a quien diga, en una ronda, que no quiere tomar copas porque está intentando dejar de beber".

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