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La increíble aventura de un radiocasete

Una vecina de Segovia denuncia por hurto a Correos al no recibir un paquete

María Eugenia Pérez Rodríguez, canaria, vecina de Segovia desde hace 19 años, ha reclamado a los servicios de Correos, sin éxito hasta el momento, un radiocasete que le fue enviado por paquete postal desde Melilla hace 10 meses y que, según la Inspección General de Correos, ha sufrido un extravío. Su litigio con Correos ha culminado con la presentación de una denuncia por hurto.

La perseverancia de María Eugenia Pérez Rodríguez le ha llevado a reclamar directamente al presidente del Gobierno, al ministro de Transportes Turismo y Comunicaciones, Abel Caballero, -por dos veces- y demás autoridades en un intento, hasta el momento, improductivo de recuperar su paquete. María Eugenia Pérez ha llegado a trasladarse a Madrid para comprobar por sí misma, como si se tratara de una investigación policial, cómo se descargaban las sacas de paquetes en las estaciones de Chamartín (Madrid) y Segovia, pues la versión oficial del jefe de los servicios de Correos de Melilla señala que es en el trayecto donde se produce el extravío, llegando a la conclusión de que es imposible la pérdida de un paquete. Durante cinco meses, cada martes, ha acudido a las oficinas de Correos de Segovia a la búsqueda de su paquete, con resultado negativo.Según María Eugenia Pérez, que ha almacenado todas sus cartas de reclamaciones en un amplio dossier, lleva ya gastado tres veces el precio del radiocasete Grundig, valorado en 16.000 pesetas, que le remitió su tía, Ana Bernabé, desde Melilla.

El paquete fue entregado en Correos de Melilla el 6 de febrero de 1986 a nombre de su sobrino, y marido de María Eugenia, Francisco Bernabé, también melillense pero residente en Segovia desde hace 33 años. Pero el paquete no llegó nunca a su destino.

Tras las primeras reclamaciones verbales, Ana Bernabé reclamó el paquete oficialmente en Correos de Melilla el 27 de octubre de 1986. La segunda reclamación la hace ya María Eugenia Pérez el 27 de enero de 1987. Y a partir de ese momento se sucede un intercambio de cartas entre distintos responsables de Correos en Melilla, Madrid y aduanas, y la reclamante.

El 11 de febrero de 1987 Francisco Bernabé Palazón recibe una carta del jefe de servicio de la Inspección General de la Dirección General de Correos y Telégrafos, José Alda Morales, en la que se indica que el paquete postal, al parecer, ha sufrido un extravío, sin que, "pese a las exhaustivas investigaciones realizadas en nuestros servicios, haya sido posible determinar el lugar donde pudo desaparecer". José Alda comunicó a María Eugenia Pérez en esa misma carta que se le abonaría la cantidad de 1.200 pesetas de indemnización por la pérdida del envío más 35 pesetas de derechos de reclamación. El jefe del servicio ruega a María Eugenia Pérez que acepte las disculpas por las molestias que se le han originado, "celebrando poder seguir contando con su confianza en los servicios postales y telegráficos".

Sin embargo, María Eugenia Pérez no está dispuesta a cerrar este capítulo con Correos ni a aceptar la indemnización, y, aparte de pedir daños y perjuicios, quiere su radiocasete. "No quiero protagonismo", comentó a este periódico, "sino que se haga justicia y que me den lo que es mío. Tampoco admito limosnas ni dinero. Que Correos pague su error, me entregue el radiocasete o un modelo similar y si hay culpables que salgan, porque más que un extravío se trata de un hurto".

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La usuaria de Correos, que ha denunciado también el hecho a la Delegación Territorial de Bienestar Social de la Junta de Castilla y León, organismo que pidió explicaciones sobre el hecho a la Dirección General de Correos el 21 de abril sin obtener contestación, se queja de la lentitud en el funcionamiento de los organismos oficiales y no admite que Correos indique que en el resguardo del envío no estaba valorado el contenido del paquete, pues la factura iba dentro del mismo y pagó la correspondiente tasa en los servicios de aduanas en Málaga.

Personal estupendo

El jefe provincial de Correos y Telecomunicaciones de Sego vía, Enrique Sánchez Jofre, ha asegurado que el paquete no ha llegado a Segovia desde la estación de Chamartín y afirma que nunca se han producido anomalías de falta de paquetes, por contar en la oficina de Segovia con un "personal estupendo y honrado". No ha querido pronunciarse sobre la responsabilidad de otras oficinas de Correos en la pérdida del paquetePese a los documentos recibidos por María Eugenia Pérez atendiendo a sus reclamaciones, sólo queda claro, según e informe del jefe de los servicios de Correos y Telégrafos de Melilla, Jerónimo Villalba, que el paquete en cuestión llegó a la estación de Chamartín de donde partió hacia Segovia el 13 de septiembre de 1986, adonde no llegó, a juzgar por el informe remitido por la Oficina de Segovia el 30 de enero de 1987. A partir de ahí Correos considera este envío como extraviado, sin que María Eugenia Pérez haya podido obtener más datos sobre lo ocurrido.

Por otra parte, Correos de Segovia ha sufrido una situación anómala durante los meses de mayo y junio, donde han llegado a acumularse alrededor de 90.000 cartas y objetos, según la central sindical UGT. Esto fue debido a los paros realizados el mes de abril por el personal de Correos, a la acumulación de correspondencia en Madrid por la diferencia de horarios de enlace de trenes y a una huelga de celo de los subalternos de descarga de sacas.

Fuentes de UGT han indicado que, pese a que aún hay correspondencia retrasada, el problema se está solucionando estos días, y no lo ha estado antes porque la Jefatura Provincial de Correos no ha negociado a tiempo con los sindicatos la fórmula de establecer un reparto urgente para dar salida a los objetos acumulados.

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