Tiros en el vacío

El poder del fuego cuenta una enredada trama de espionaje, alto, espionaje, donde un invencible agente del Gobierno norteamericano ha de dar caza en el Caribe a un alto cargo de las finanzas por no se sabe bien qué asuntos sucios. Es, como puede verse, una trama boba, de aquellas que agotan su interés segundos después de los créditos y que, para disfrutarse, necesitan adornos suplementarios. Michael Winner, el autor de la fiesta, que acaba de realizar un impresentable remake de El sueño eterno, nos los escatima.Su producto, en efecto, carece de la más mínima consistencia. Explosiones al servicio de la nada, tiros en el vacío, acción continuada y exóticas localizaciones fabricadas sin sentido de la orientación. Un rocambolesco cóctel donde hasta un pretendido reparto macizo naufraga sin remisión. James Coburn, excelente característico en otras ocasiones, sigue queriendo ser el altivo Flint; Sophia Loren se limita a lucir encantos y múltiple vestuario; Anthony Franciosa y Eli Wallach prestan sus tics Actors Studio encarnando a villanos sin ambigüedad. Lo mejor, dentro de este apartado, es reencontrar al semirretirado Víctor Mature en una aparición fugaz y final, comprobando que sigue siendo un actor mineral todo cejas y rictus bucales.

El poder del fuego se emite hoy, a las 22,15 por TVE-1.