Rafael Crespo-Azorín

Rafael Crespo-Azorín, valenciano, de 52 años, está procesado por el juez Guillermo Forteza tras afirmar que un magistrado se dejó influir por un abogado de la extrema derecha. El fiscal pide seis meses de prisión por este supuesto desacato. Él reconoce que es incómodo a "determinados sectores", pero cree que un abogado no debe quedarse en su despacho, sino "dar la cara" por los derechos de los ciudadanos. Tiene buenos amigos entre jueces y magistrados, a pesar de haber presentado querellas, denuncias y reclamaciones civiles contra los juzgadores a lo largo de sus 19 años de ejercicio profesional.

Rafael Crespo-Azorín presentó en 1960, dos años después de ingresar en el Colegio de Abogados, la primera reclamación civil contra una sala de la Audiencia Provincial. El tribunal reconoció su error y la demanda fue retirada. También se querelló por prevaricación contra un juez de distrito y ha denunciado la actuación de varios magistrados ante el Consejo General del Poder Judicial.Su guerra diaria por la conquista de las libertades civiles le ha llevado al pacifismo y es vicepresidente de la Asociación para la Objeción de Conciencia (APOC). Asimismo, milita en el PSOE desde marzo de 1978. En los primeros momentos de la transición rechazó algunos cargos que le ofrecieron los socialistas. Como militante del PSOE remitió una carta privada al "distinguido compañero socialista" Felipe González. En el escrito denunció una trama negra de la justicia valenciana, y la carta, después de un largo camino entre diferentes organismos, llegó a manos de un fiscal valenciano que inició diligencias. Paralelamente, en la tramitación de un divorcio, Crespo-Azorín redactó un escrito en los siguientes términos: "El juzgador, dejándose presionar por la personalidad del esposo, abogado en ejercicio y candidato a cargos políticos por el extinto partido Fuerza Nueva, no actúa en la presente causa con la debida objetividad". Por esta frase será juzgado después del verano. El letrado recurrió la designación de Forteza para entender de su caso y esto sólo le sirvió para recibir una multa de 25.000 pesetas como respuesta.

Es uno de los pocos vecinos de la ciudad de Valencia que utiliza el carril-bici que ha construido el Ayuntamiento, "aunque sólo los sábados por la mañana". Practicaba el montañismo en su juventud, pero ahora sus aficiones son más tranquilas, como la lectura de prensa y libros históricos. El juicio oral del proceso que se sigue por el desmoronamiento de la presa de Tous fue suspendido a petición suya. Crespo-Azorín actuaba como acusador particular en defensa de los intereses de varios damnificados por las inundaciones. Solicitó la suspensión para que fuera investigada la posible responsabilidad criminal de uno de los testigos, que finalmente ha sido procesado. Sus clientes discreparon de su decisión y Crespo-Azorín abandonó el caso. Casado y con cuatro hijos, es nieto de un decano del Colegio de Abogados de Valencia y pertenece a una familia de ilustres juristas. En cierta ocasión, cansado de acudir a un juzgado y no encontrar jamás al juez, decidió demandarlo ante la inspección de tribunales y el denunciado fue sancionado. Años más tarde, este juez recomendó a un familiar suyo a Crespo-Azorín, "porque es el único abogado en Valencia con narices suficientes para llevar ese caso".