Un obrero muerto y otro herido al ser arrollados por un tren junto a la estación de Peñuelas

Gregorio Morales, de 50 años, resultó muerto y José Ballesteros Penín, de 59, gravemente herido al ser arrollados ayer por un tren a unos 200 metros de la estación de ferrocarril de Peñuelas, en un tramo donde la vía pasa a nivel de tierra, a escasos metros del centro de Madrid. Ambos realizaban los trabajos de urbanización de la zona. Los vecinos han denunciado en varias ocasiones el peligro de la vía y el retraso de las obras. En campaña electoral, el Ayuntamiento anunció el cierre de la estación desde el 4 de junio, pero la circulación sigue siendo la misma: 50 trenes diarios.

El atropello se produjo hacia las 14. 10 horas, a la entrada del túnel del paseo de Santa María de la Cabeza. El tramo está señalizado con carteles donde puede leerse: "Se prohíbe andar por la vía". Pero la valla de alambre que la protege está rota por varios sitios y los peatones deambulan habitualmente entre los trenes.Aunque no hay testigos del atropello, varias personas que siguieron de cerca el suceso afirman que los trabajadores salieron probablemente por la puerta de una vivienda que da directamente a la vía férrea Gregorio Morales, peón especializado, y José Ballesteros, oficial de obra, no vieron la presencia de un automotor Diesel que, procedente de Príncipe Pío, se dirigía al depósito de Cerro Negro.

El tren arrolló a los dos trabajadores. Gregorio Morales resultó muerto casi al instante. El tren le seccionó las piernas y quedó tendido en la vía junto a un charco de sangre. Su compañero salió despedido a pocos metros y fue trasladado urgentemente al hospital Primero de Octubre, donde permanecía ayer ingresado en grave estado.

Los trabajadores, de la empresa Corsán, realizaban desde la primavera los trabajos de urbanización y ajardinamiento de los alrededores de Peñuelas. Un portavoz de la empresa afirmó que los detalles del accidente no se sabrán hasta que preste declaración el trabajador herido.

El citado portavoz destacó el peligro de la zona en donde se produjo el accidente y afirmó que Corsán tuvo que tomar sus propias medidas de seguridad, como la instalación de una valla de obras, para evitar riesgos al vecindario.

Un responsable de la estación de Peñuelas afirmó que el tren circulaba a 20 kilómetros por hora y que emitió varios pitidos al franquear los dos pasos a nivel existentes (en el paseo de la Esperanza y en la plaza de Peñuelas) y al comprobar la presencia de obreros en la vía.

El Ayuntamiento anunció el cierre de la estación de Peñuelas el 4 de junio, en vísperas electorales. Un responsable de la estación confirmó ayer que, aunque los trenes han dejado de hacer maniobras en la zona, el tráfico diario se mantiene en los 50 convoyes.

El Ayuntamiento tiene previsto la construcción de una parque público en la estación; por su parte, Renfe enterrará un tramo de más de tres kilómetros de vía que divide en dos el distrito. Los vecinos se quejan de las promesas incumplidas. Todos recuerdan un sinfín de incidentes en los últimos años, entre ellos la explosión que causó la muerte de un empleado de Renfe al manipular barriles de nitrocelulosa. Los responsables de la estación se quejan de la temeridad de niños y jóvenes, que deambulan habitualmente por la vía; los vecinos recriminan a la Administración la falta de una solución definitiva.