Se agrava la 'guerra de las embajadas' al ser acusado de espionaje el cónsul francés en Teherán
La guerra de las embajadas se agravó ayer al acusar el fiscal del régimen islámico al cónsul francés en Teherán, Jean-Paul Torri, de "espionaje, asistencia a contrarrevolucionarios fugados y participación en una red de tráfico de estupefacientes, antigüedades, y divisas", y exigir la entrega del diplomático). Poco antes del anuncio, hecho por Radio Tehrán, el presidente francés, François Mitterrand, en su alocución con motivo de la fiesta nacional, subrayaba que su país "no cederá a las amenazas, a las presiones o al chantaje" de Irán, en referencia al ataque contra un carguero en el golfo Pérsico.
La actitud del fiscal islámico se interpreta corno un gesto simétrico al del magistrado francés que ha exigido la comparecencia de Wahid GordjI, traductor de la Embajada de Irán en París, recluido en la misión diplomática.Gordj estuvo implicado supuestamente en la red de terroristas que realizó dos series de atentados en 1986, a los que les fue aprehendido un cargamento de estupefacientes cuyo tráfico servía para el desarrollo de sus actividades.
La noticia fue conocida ayer en París a través de una emisión captada de la. radio oficial iraní que, anunció también la detención de gran número de personas relacionadas con una red de delincuentes en la que está implicado, según Teherán, el diplomático francés.
El presidente Mitterrand y el primer ministro Jacques Chirac mantienen la misma posición de firmeza respecto a la guerra de las embajadas, un conflicto en el que Irán ha intentado repetidas veces aprovechar las contradicciones de la llamada cohabitación entre el jefe del Estado (socialista) y el del Gobierno (conservador).
Por otra parte, el embajador de Irán en Ginebra ha acusado a Francia de "robar y fotocopiar documentos ultraconfidenciales", en referencia al registro aduanero practicado el sábado al diplomático iraní Moshen Aminzadeh. La televisión suiza en lengua francesa ha subrayado que los documentos eran sumamente "confidenciales y comprometedores" y que fueron fotocopiados.
De ahí la crisis de nervios que sufrió el diplomático y las declaraciones del embajador, que intentó curarse en salud sobre lo que pueden ser pruebas decisivas sobre la implicación de Irán en el terrorismo.
El Gobierno iraní venía sosteniendo que los conservadores franceses estaban dispuestos a un buen entendimiento con Teherán, mientras que los socialistas envenenaban las posibilidades de comprensión. La llegada de Chirac al Gobierno significó la reapertura de negociaciones, después de varios años de dificultades con los socialistas.
El 'caso Gordji'
En la llamada guerra de las embajadas, Irán ha presentado la situación del traductor Wahid Gordji, presuntamente implicado en los atentados con bombas el pasado año, como resultado de las divergencias entre "dos facciones" francesas. En el incidente con el equipaje de un diplomático iraní en la frontera suiza, los iraníes han utilizado la misma terminología para señalar que la policía "ha recibido el apoyo de ciertas facciones francesas".
Gordji, considerado como el jefe del espionaje iraní en Europa y conectado con la red terrorista que puso bombas en París en 1986, recibió, según Irán, indicaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores francés para que se esfumara ante la citación del juez que se ocupa de los atentados, a la vez que la policía cercaba la embajadla en París para detener al activista.
Paradójicamente, el Ministerio galo de Asuntos Exteriores; que habría sostenido la posición más dialogante, debe contar normalmente con el consenso del jefe del Estado, uno de cuyos dominios reservados son las relaciones exteriores de Francia, mientras; que los duros del departamento del Interior dependen exclusivamente del primer ministro Chirac.
La unanimidad entre presidente y primer ministro se ha traducido en las últimas horas en la presentación de una protesta diplomática por el ataque al navío Ville dAnvers, "para reclamar explicaciones oficiales del Estado iraní e indicar que Francia hará valer todos sus derechos como consecuencia de este grave incidente", y en las declaraciones de Mitterrand.
Los derechos franceses, según una fuente oficial, son estrictamente económicos.
El ministro de Defensa, André Giraud, ha declarado que Francia no cambiará su posición respecto al tráfico en el golfo Pérsico, por lo que no puede esperarse que se añada a la posición norteamericana de cubrir bajo su bandera a los mercantes y petroleros en tránsito para poder defenderlos con la flota.
Los últimos incidentes han sido reveladores de la estrategia de Irán y el motivo de la recreación de un clima de unidad nacional respecto al conflicto. Irán ha estado presionando a Francia para que abandone su ayuda militar a Irak, a través de la no liberación de los rehenes franceses en Líbano y de la colocación de bombas en París.
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