Una fotógrafa ambulante, en el DNI.

María Belén Ferrer, de 20 años, ha levantado las protestas de los estudios de fotografía cercanos a las oficinas de renovación del DNI en la calle de Santa Engracia. Su novio la acompaña diariamente con un rollo de tela blanca. Cada vez que llega alguien para retratarse, él desenrolla la tela y la arrima al cogote del cliente. "Así no nos pueden decir nada". Ella dispara; en un minuto, cuatro fotos, por 350 pesetas. La misma operación, unas 50 veces cada día. "Es que eso no se puede hacer, porque la licencia no se la da el Ayuntamiento para instalar un estudio fotográfico en medio de la acera", se queja Ángel Simón, propietario de un estudio cercano, en la calle de Covarrubias. "Nos han mermado el negocio a la mitad, ¿y a que ellos no pagan a Hacienda las 37 pesetas que debemos dar nosotros por cada fotografía?". El balance del enfrentamiento es que el Ayuntamiento no renovará esta licencia,el próximo año, "porque dicen que nos hemos portado mal", señala Belén Ferrer.