_
_
_
_

La policía detiene, ocho meses después, a un jubilado acusado de ahogar a su esposa

Román San Faustino Ruiz, de 67 años, ha ingresado en la prisión de Carabanchel acusado de matar a su mujer, Hilaria Ramírez, de 75, a la que, según los indicios, golpeó con una tabla de lavar y luego sumergió en una bañera con agua hasta que murió asfixiada. El suceso ocurrió el 27 de octubre de 1986, y ha sido esclarecido ahora, ocho meses después, pese a que una vecina que habita en la planta de la víctima avisó seis veces ese año a la policía para que protegiera a la anciana de las agresiones de su marido.

Román San Faustino, según estas fuentes fue denunciado y juzgado también en varias ocasiones por agresiones e insultos a vecinos. Había sido enfermero y solía exhibir un carné de ex combatiente. La pareja no tenía hijos. El cadáver de Hilaria se encontró a las 14 horas del 27 de octubre de 1986 en la vivienda conyugal, situada en la calle Maquileros número 6 (distrito de San Blas).Un mes más tarde, según la policía, y como consecuencia de la autopsia, el juez encarga do del caso abrió diligencias previas para el esclarecimiento de la muerte, "que parecía accidental". El dictamen forense había revelado que la muerte se produjo de forma violenta, "y, en concreto, a causa de asfixia mecánica por sumersión incompleta. Tanto ésta como ciertas lesiones traumáticas presentaban características de haber sido originadas en vida".

En la Jefatura Superior de Policía minimizaron ayer la tardanza en resolver el caso y afirmaron que primero se pensó que la muerte fue accidental y que después se investigaron todas las relaciones de la anciana, dado que no necesariamente había que pensar que el autor del erimen había sido el marido. Los vecinos, sin embargo, siempre mantuvieron la sospecha de que su autor era el iracundo 37 borrachín excombatiente.

"¿En la bañera? Pero si aquí no hay ni bañera; hay una ducha con apenas altura", dice la convecina de Hilaria. Esta mujer, que teme identificarse por si regresa su encarcelado vecino, exclamó cuando conoció la muerte: "Ha descansado".

La anciana solía asomarse al balcón sollozando y pidiendo auxilio cuando el jubilado, tras subir cargado de algún vecino bar, la emprendía a golpes con ella. Su llanto traspasaba paredes y hacía pasar noches en blanco a los inquilinos del inmueble. En ocasiones, Hilaria era echada a la escalera de la casa por su marido y entonces suplicaba que le dejaran entrar en algún piso.

La anciana enmudeció

En los últimos meses de su vida, sus gritos ya no alteraban la paz de la casa. La anciana había perdido la voz. La vecina que avisaba a la policía de las agresiones muestra su estupefacción por la habilidad del antiguo enfermero para deshacerse de los agentes: "No sé que les decía, pero los policías venían, hablaban con él; se iban y no pasaba nada".

Una vez que "los funcionarios averiguaron que eran frecuentes las disputas entre el matrimonio, así como los malos tratos que Román infligía a su esposa, fundamentalmente a causa de la afición a la bebida por parte de él", se detuvo al jubilado.

Éste reconoció que tuvo una fuerte discusión con su mujer el día en que ella murió. Y admitió que dio varios puñetazos a Hilaria, pero negó haberle golpeado con un objeto contundente o haberle sumergido la cabeza en la bañera. Casualmente, esa noche Román tiró a la basura la tabla de lavar por carecer de utilidad para él, según dijo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_