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George Goncharov

Un joven representante de la Iglesia ortodoxa rusa que cree en una visita del Papa a la URSS

Tiene 37 años, ojos azules y una fina barba rubia. Casado y con una hija, el arcipreste ortodoxo George Goncharov es exponente de la nueva generación de soviéticos que, con la subida al poder de Mijail Gorbachov, predica el diálogo entre los bloques y habla de la perestroika -el vocablo ruso más popular actualmente en Occidente- con la misma ilusión que cuando se le pregunta si cree factible la visita del papa Juan Pablo II a Moscú el año próximo, con motivo del milenario del cristianismo en la URSS.

"Esa pregunta es fácil y a la vez difícil de responder", dice tras una breve reflexión, al ser interrogado sobre la posibilidad de un viaje del pontífice polaco. "Como cristiano, deseo que ésta se produzca", confiesa, si bien admite que genera todavía dificultades, y alude de pasada a los focos de tensión que constituyen las repúblicas bálticas de Lituania, Letonia y Estonia y la de Ucrania, donde la comunidad católica predomina. Los católicos querrían que la visita papal no tuviera carácter oficial y que Karol Woityla fuera a la URSS como máximo líder de la Iglesia católica romana antes que como jefe de Estado."No soy profeta", dice al preguntársele si serán superados los obstáculos y el dinámico e infatigable peregrino de Roma viajará a la URSS. "Estoy seguro, en cualquier caso, que si él no viene, la Santa Sede enviará a un alto representante para asistir a la efeméride", agrega.

Goncharov, que ha visitado por primera vez España para participar, en Madrid, en un foro internacional sobre el Mediterráneo, es desde 1985 vicesecretario general de la Conferencia Cristiana por la Paz, una organización ecuménica fundada hace 30 años.

Nacido en la ciudad de Kuibysliev, cerca del río Volga, el joven religioso estudió teología en el seminario de Zagorsg y en la Academia de Teología de Moscú. Ha trabajado en la secretaría general del patriarca de Moscú y luego en el departamento internacional del patriarcado de Moscú. Se ordenó sacerdote a los 20 años. En 1982 fue designado representante de la Iglesia ortodoxa rusa en la Conferencia Cristiana por la Paz, y tres años más tarde, vicesecretario de esa organización.

Cuando habla de las aspiraciones reformistas de la sociedad soviética que desea llevar a cabo el líder del Kremlin, Mijail Gorbachov, sentencia que "con la perestroika las cosas están cambiando". Y lo dice, sobre todo, cuando se le pregunta por la persecución de ciudadanos por motivos religiosos.

El arcipreste Goncharov no se atreve a evaluar el número de católicos que siguen en prisión.

Subraya, no obstante, que desde el pasado mes de febrero han sido excarcelados alrededor de centenar y medio de disidentes. "Muchos de los delitos por los que estaban en la cárcel no eran de carácter religioso, sino político. De todos modos, las cosas están cambiando y las autoridades estudian la posibilidad de flexibilizar las leyes penales".

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