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LA CONSTITUCIÓN DE LOS AYUNTAMIENTOS

Maragall gobernará Barcelona en minoría al fracasar el pacto con los comunistas

El alcalde de Barcelona, el socialista Pasqual Maragall, deberá gobernar por primera vez en minoría al no conseguir ayer que los dos concejales de Iniciativa per Catalunya (equivalente catalán de Izquierda Unida) votaran a su favor debido al fracaso de las conversaciones que socialistas y comunistas mantuvieron hasta última hora para elaborar un programa común. Por el contrario, el pacto entre Convergéncia i Unió (CiU) y Alianza Popular (AP) permitió a la coalición que dirige Jordi Pujol hacerse con importantes alcaldías, como la de Lérida. El Centro Democrático y Social (CDS) mantuvo la actitud abstencionista del resto de España. En el cinturón industrial, la mayor parte de las alcaldías ha quedado en manos de la izquierda, pese a que socialistas y comunistas se han apoyado en muy pocas localidades.

A causa de la abstención de los dos concejales comunistas en Barcelona, que impidió la elección de Maragall por mayoría absoluta, los socialistas debieron contentarse con un empate a 20 votos con el candidato de CiU Josep Maria Cullell. Los concejales socialistas son 21, pero uno de ellos estuvo ausente debido a un accidente. Cullell, por su parte, sumó los tres de AP a los 17 de CiU.Maragall pronunció, tras ser reelegido, un discurso en el que reiteró la oferta de entendimiento a la Generalitat que podría permitir incluso que ambas instituciones acudieran conjuntamente ante el Gobierno central para tratar de reivindicaciones pendientes que afectan a las tres partes. La candidata comunista, Eulàlia Vintró, presentó su renuncia a ser candidata a la alcaldía como gesto de buena voluntad que permita en el futuro alcanzar algún acuerdo con Maragall, una posibilidad que ayer se veía cercana en las filas socialistas.

El candidato de CiU, Josep Maria Cullell, que hacía su primera intervención en público tras conocerse los resultados electorales la misma noche del 10-J, acudió inmediatamente después de la votación a felicitar al alcalde reelegido. Cullell justificó la presentación de su candidatura a la alcaldía para demostrar que "existe un proyecto alternativo". Se da la circunstancia de que Maragall no concedió la condición de jefe de la oposición a Cullell, como hiciera en 1983 con el cabeza de lista de CiU, Ramón Trias Fargas.

Ruptura de negociaciones

Las negociaciones que hasta avanzada la noche del lunes mantuvieron el primer secretario del PSC, Raimon Obiols, y el presidente de IC, Rafael Ribó, no consiguieron ultimar el acuerdo entre las dos principales fuerzas de la izquierda catalana. Las discrepancias se centraban en el tratamiento del hecho metropolitano, derivado de la supresión de la Corporación Metropolitana de Barcelona por una ley del Parlamento de Cataluña; el reparto de las áreas en el Ayuntamiento de Barcelona, los sistemas de participación ciudadana y el incremento de recursos para los municipios.

El contencioso sobre la alcaldía de Mollet (33.000 habitantes), en la que los comunistas habían gobernado en minoría con el apoyo de CiU y cuya cesión los socialistas reclamaban esta vez como condición inexcusable para formalizar el pacto, se resolvió inesperadamente a favor del PSC. Un concejal prosoviético del PCC (integrado en IC) se abstuvo de votar a su propia cabeza de lista, Carme Coll, militante del PSUC. Esta abstención hizo que el apoyo de los concejales de CiU no fuera suficiente para alcanzar la mayoría absoluta. La candidata socialista, Montserrat Tura, como cabeza de lista más votada, fue proclamada alcaldesa.

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Pese a todo, la falta de acuerdo de la izquierda no influyó decisivamente en la pérdida de alcaldías por parte de socialistas y comunistas, en beneficio de CiU. Las excepciones se dieron en Blanes (22.000 habitantes), localidad de la Costa Brava; Pallejà (5.000), en el cinturón industrial, y en la población leridana de Almacelles (5.000), donde IC hizo perder la alcaldía al PSC en beneficio de CiU.

En el entorno metropolitano de Barcelona y su cinturón industrial socialistas y comunistas se limitaron a votarse a sí mismos, al fracasar el acuerdo general, salvo las excepciones de El Prat de Llobregat (63.000) y Badalona (225.000), donde se han producido pactos locales.

Avance de CiU

El significativo avance de Convergència i Unió en las elecciones, fundamentalmente a costa de AP, pero también de los socialistas, le ha permitido alcanzar la alcaldía de algunas localidades importantes.

Antes del 10-J, la mayor ciudad gobernada por los nacionalistas era Igualada, con 29.000 habitantes, mientras que ahora han arrebatado a los socialistas las alcaldías de Lérida (107.000) y Manresa (65.000), además de Martorell (19.000) -la primera localidad del cinturón industrial que cae en sus manos- y Sant Cugat del Vallès (34.000), municipio residencial cercano a Barcelona.

El pacto de la derecha, formalizado el lunes, permitió a CiU conservar u obtener las alcaldías de Roses, Figueres, Banyoles, Lloret de Mar, Palamós y Santa Coloma de Farners, además de Lérida, donde los dos concejales populares eran decisivos para superar al hasta ahora alcalde socialista Antoni Siurana, que ostenta además la presidencia del Consejo de Poderes Locales y Regionales. de Europa.

Pese a su avance, CiU ha perdido también algunas localidades a manos de socialistas o independientes progresitas, algunas de ellas capitales de comarca como Falset o Berga y otras como Arenys de Mar,Cardona, Sitges o Llinàs. El caso más llamativo ha sucedido en Tárrega (11.000), donde Convergència ha perdido la alcaldía a manos de sus socios democristianos de Unió, que se presentaban en una lista distinta y contaban con el apoyo socialista.

Compensación a AP

El respaldo a los nacionalistas ha permitido a AP conseguir una tenencia de alcaldía en Lérida, pese a tener sólo dos concejales, y una vicepresidencia en la diputación provincial. La principal reivindicación del partido de Antonio Hernández Mancha, centrada en conseguir la presidencia de la Diputación de Tarragona, donde el partido conservador tiene sus mejores resultados dentro de su modestia, no pudo concretarse al no ser suficientes los tres ediles de este partido para ayudaral candidato de CiU a desbancar al hasta ahora alcalde socialista de la capital de la provincia, Josep Maria Recasens. La abstención de los dos concejales del CDS impidió la operación de la derecha.

Las discrepancias sobre la política de alianzas en el seno de la coalición Iniciativa per Catalunya, integrada básicamente por los dos partidos comunistas (PSUC y PCC), supuso la pérdida de dos alcaldías importantes para sus aspiraciones de conservar, como mínimo, el número de municipios que gobernaban.

Además de Mollet, los comunistas, pese a ser mayoría, no pudieron hacerse con la alcaldía de Sant Vicenç dels Horts (20.000 habitantes), en el cinturón industrial barcelonés. Los dos partidos comunistas acudieron por separado a las elecciones en esta población, pero la suma de sus concejales superaba a la candidatura socialista.

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