Adolfo Palenciano: "Yo saqué el arma y disparé para intimidarle, pero nunca quise herirle"
"En ningún momento tuve intención de herirle. Le perseguí con la pistola en la mano y disparé al aire para intimidarle, porque si no ningún huido se detendría, pero no quería herirle. Fue un accidente". Adolfo Palenciano, el policía que el pasado día 16 mató de un disparo al joven Felipe Domínguez Becerra en Alcalá de Henares, concedió ayer una entrevista a EL PAÍS. Palenciano estaba visiblemente afectado y, en un momento dado, afirmó: "He pensado mucho en la familia de ese muchacho. Deja una mujer y tres chicos. ¿Qué puedo decir? Que lo siento y que haría lo que pudiera por ayudarles".
Adolfo Palenciano García nació en el Sur, en Andalucía, hace 35 años, y a los 24 ingresó en la policía. Destinado en Alcalá de Henares desde octubre de 1979, está afiliado al Sindicato Unificado de Policía (SUP), de tendencia progresista, desde su fundación, en 1984. Es un hombre alto y fuerte, muy moreno y con un marcado acento andaluz. Se define a sí mismo como "una persona tranquila, es difícil que me ponga nervioso". Ayer, si no nervioso, sí estaba visiblemente afectado."El 16 de junio yo estaba asignado de servicio a un coche patrulla. Recibimos un aviso para llevar a un detenido a la casa de socorro. Yo le esposé con las manos a la espalda, y fuimos allí. El joven sólo quería que le inyectaran heroína, el médico se negó y volvimos a comisaría. En la puerta me dio un empujón bastante fuerte y echó a correr. Yo corrí tras él. Durante la persecución hice dos disparos al aire, sólo para intimidarle. Cuando llegamos al césped del parque se detuvo en seco. Yo estaba ya muy cerca y me choqué con él. Extendí los brazos para sujetarle y entonces se giró. Sonó un disparo y cayó al suelo".
"Fue un momento terrible. Me quedé allí, como helado, y entonces llegó otro compañero y en seguida un coche patrulla Pusieron a Felipe en una manta y lo montaron en el coche. Yo me fui a comisaría y me quedé allí hasta tarde. Al día siguiente declaré ante el juez". Adolfo Palenciano conocía, de vista, a Felipe Domínguez, lo había visto alguna vez en comisaría "Los días siguientes han sido terribles. Los amigos y mi familia me han dado ánimos. Que no haya dudas que nadie lo siente más que yo. Nunca pensé que me ocurriría algo así".
Pregunta. ¿Conoce usted la ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que prohíbe a los policias hacer uso indiscriminado de las armas?
Orgullo de policía
Respuesta. Sí, pero las cosas no son tan simples en la realidad. Sacar el arma no significa que tengas intención de matar a nadie. La utilizas para intimidar al delincuente o para impedir una huida. Todos los policías, cuando corremos detrás de alguien, llevamos la pistola en la mano, porque si no, los perseguidos no nos harían caso. Si quisiera haberle herido podría haber disparado a darle cuando le perseguía, pero sólo lo hice para forzarle a detenerse. Yo no me creía del todo que estuviera bajo el síndrome de abstinencia. Es frecuente que pidan salir a la casa de socorro para buscar un momento de fuga. Quería cogerle por mi orgullo de policía, a nadie le gusta que se le escape un detenido".P. ¿Iba esposado Felipe Domínguez?
R. Corría tanto y tan suelto que me dio la impresión de que tenía las manos libres. Yo no soy capaz de quitarme unas esposas, y casi nadie puede, pero hay gente que conoce trucos para hacerlo. Yo lo he visto más de una vez.
El agente se muestra desasosegado cuando recuerda la persecución y la muerte del joven, y vacila cuando se le pide qué piensa del concepto que de la policía tiene la opinión pública: "Yo creo que a la policía no nos quiere nadie, y eso está comprobado, pero no debería ser así, porque nosostros somos trabajadores, como todos, sólo que nuestro cometido es detener a los delincuentes", dice, y luego rectifica sobre la marcha: "Pero supongo que habrá otras personas que nos tengan en mejor consideración".
P. ¿Sabe usted que el muerto deja viuda y tres hijos?
R. Sí. He estado pensando en eso todos estos días. Es una mujer que se queda sola con tres niños. ¿Qué puedo decir? Que lo siento, y que si en algún instante puedo hacer algo por ellos, que me lo digan.
Adolfo Palenciano insiste en que la muerte de Felipe Domínguez fue un accidente, y se rebela ante la expectación causada ("Se han dicho cosas, como que yo soy poco menos que un alcohólico, que no son ciertas, y se ha publicado el nombre de mi esposa. No quiero que metan a mi familia en esto").
P. La delegada del Gobierno en Madrid, Ana Tutor, ha dicho que usted actuó de forma imprudente. [El SUP hizo pública una nota de protesta por las declaraciones de Ana Tutor a Diario 16 por prejuzgar y violar la presunción de inocencia del agente.]
R. Imprudente..., no sé en qué sentido..., si por el hecho de sacar el arma, pero eso era para intimidarle, porque si no, no se para; pero yo no quería herirle.
Un portavoz del SUP interviene en este momento para hacer algunas apreciaciones sobre el arma homicida, una pistola marca Star PK 28, calibre 9 milímetros Parabellum. Dicha arma tiene una característica peligrosa: el primer disparo es difícil de efectuar, pero, una vez realizado, el percutor y el gatillo no vuelven a su posición inicial y los siguientes se producen con una presión muy suave. Este hecho será un argumento de la defensa del agente para intentar demostrar que un mínimo choque puede dar lugar a que el arma se dispare.
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