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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

HB y Cataluña

Una de las reacciones que se han producido ante el atentado de Hipercor ha sido la de censurar la actitud de la policía y otras autoridades que, conociendo la amenaza con tiempo suficiente, corren en carne ajena el terrible albur de farol / no farol, hurtando a los clientes y empleados del establecimiento una información vital, que les pertenecía moral y jurídicamente (artículo 489 bis del vigente Código Penal). Un indicio de que esas autoridades se temían lo peor es que sus nombres, al igual que los de quienes pusieron la bomba, no aparecen en la lista de víctimas, que aquí representan sólo el monto del atroz envite. Así pues, las censuras que se les han dirigido son, por lo que he podido ver, tímidas y superficiales para la gravedad del delito cometido.Pero las autoridades de El Corte Inglés y del Gobierno no eran lo únicos en saber por dónde podían ir los tiros. Los periodistas y empleados de Avui que estuvieran al tanto habrían podido evitar la catástrofe cogiendo un taxi hasta Hipercor y cerciorándose de que la policía informa de lo que sabe antes de querer saberlo todo o, al menos, hablar por teléfono con unos cuantos empleados, que habrían dado la alarma.

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Ciertamente era dificil imaginar el desprecio por la vida humana que las autoridades iban a lucir, y esto disculpa bastante a los periodistas y empleados de Avui a que me he referido, pero pienso que algunos, al leer estas líneas, lamentarán no haberse acordado, precisamente entonces, del derecho y deber de informar que tienen los periodistas, tan vanamente esgrimidos en ocasiones harto menos importantes.

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Con mi carta sólo pretendo que reconozcamos, periodistas y no periodistas, que la vida y la muerte de los ciudadanos no pueden sortearse a sus espaldas, aunque se haga en las alturas. La responsabilidad de salvar vidas es indelegable.

Después de escribir lo anterior, leo en EL PAÍS del 22 de junio que "la policía afirma que el director de Hipercor se negó a desalojar el centro, pese ala petición de los agentes". Estos agentes, con un simple megáfono, podían haber informado entretanto al público que hubiera dentro de Hipercor o que se dispusiera a entrar, pero, claro, ¿cómo iban a permitir que la gente tomase la iniciativa de salvarse a sí inisma? Había que escoger entre las dos posibilidades que tenían algún aspecto represivo, al menos, en la forma: ordenar el desalojo o mantener secreta la amenaza; esto último, insisto, contra todo derecho. Franco cabalga aún.-

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