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Un tecnócrata con carrera de empresario

Xavier Vidal-Folch

, Con su nombramiento a plazo, José María López de Letona y Núñez del Pino culmina una trayectoria profesional circular. Iniciado en la empresa, pasó a la política, y de ahí se catapultó de nuevo a la empresa, en este caso bancaria. Por eso, es tanto un político con experiencia de empresario, como un técnico con pasado político.

Burgalés, nacido en 1922, su primera decisión importante fue estudiar una carrera de élite, ingeniero de Caminos, que terminó en 1949. En 1951 entró -junto con su primo y amigo Rafael del Pino-, como directivo en Vías y Construcciones, SA., empresa al tiempo constructora y metalúrgica, constructora y renovadora de vías férreas. Letona llegaría a director general de Vías en 1955 y a consejero en 1960. Simultáneamente, colaboró en 1952 con Del Pino -y con Leopoldo Calvo Sotelo y Claudio Boada- en la fundación de la constructora Ferrovial. Poco después saltó a la política. El ministro comisario del Plan de Desarrollo, Laureano López Rodó, le nombró subcomisario, para la programación industrial.

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Acceso al Gobierno

Con la crisis de octubre de 1969, en la que salieron del Gobierno los azules, se consolidó en él la segunda generación de los lópeces: Gregorio López Bravo y el entrante José María López de Letona, representantes de la tecnocracia afín al almirante Carrero Blanco. Como ministro de Industria, Letona reorganizó el INI, a cuyo frente puso a Claudio Boada y creó la Dirección General de Promoción Industrial y Tecnológica. Su especial dedicación a la energía -reenfocó Enagás, en cuya presidencia situó a Del Pino- y a la siderurgia no le permitió, sin embargo, prever la inminente crisis petrolífera y de los sectores industriales pesados, para los que aplicó una política expansionista.Cayó poco después del shock petrolífero, en enero de 1974. En febrero se le dio la presidencia de Enpetrol, que compaginó con la fundación de Interholding, SA, una holding de su grupo, a la que le acompañaron los del Pino y los Calvo Sotelo. Interholding, que se liquidaría tras escaso éxito en 1984, tuvo como director general al actual gobernador del Banco de España, Mariano Rubio.

En esa situación de semipenumbra, que coincidió con la muerte de Franco, algunos de sus amigos lanzaron su nombre como alternativa a Carlos Arias Navarro para la presidencia del Gobierno, en la llamada operación Lolita, que no fraguó. Letona contestaba entonces, en febrero de 1976, a una pregunta periodística, que "Un cambio político serio no puede abordarse con frivolidad, sino con rigor. Me pregunta usted por los españoles. No sé. Unos desean cambio y cambio profundo. Otros no quieren arriesgar la paz y el orden del Régimen de Franco".

Pronto, en agosto sería llamado por el Gobierno Suárez como gobernador del Banco de España, adonde le acompañó de nuevo Mariano Rubio. Estuvo hasta febrero de 1978, tras iniciar el capeo de la primera crisis bancaria. En 1979, Claudio Boada, a la sazón presidente del Banco de Madrid, le nombró consejero. Poco después fue elegido presidente de la patronal de los constructores, Seopan, y en junio de 1981 fue elegido presidente del Banco de Madrid, que acababa de ser vendido a Banesto. Desde finales de los setenta se concentró en de sanear el Madrid y en contribuir a la consolidación de las patronales. Su actuación financiera y su buena relación con el Banco de España fueron claves para que se le otorgase en enero de 1986 la vacante de López Bravo en el consejo de Banesto, del que sido hasta ahora primer ejecutivo y delfín.

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