Una nueva ley dificulta la huelga para los funcionarios franceses

Los funcionarios franceses tendrán que pagar más caro a partir de ahora el ejercicio del derecho de huelga. La Asamblea Nacional adoptó el viernes un texto legal que sanciona cualquier interrupción del trabajo con la suspensión mínima de un día de salario.La iniciativa parlamentaria fue protagonizada por el Partido Republicano, pero encontró el apoyo del primer ministro, Jacques Chirac.

La izquierda y los sindicatos interpretan la medida como un atentado al derecho de huelga y el ministro de Trabajo, Philippe Seguin, no esconde su disgusto por una medida que ha escapado a su control.

La ley aprobada por el Parlamento francés supone el regreso al trigésimo indivisible, una norma tradicional de sanción contra las huelgas de funcionarios, que fue eliminada por el ministro comunista Anicet Le Pors en el año 1982, con el Gobierno de unidad de la izquierda.

Esta norma fija la sanción mínima de cualquier paro laboral en la trigésima parte del sueldo mensual. El detonante de la iniciativa parlamentaria, que avanzó sin conocimiento del propio ministro de: Trabajo, ha sido la huelga intermitente de controladores aéreos, que viene perturbando la circulación de aviones desde hace más de dos meses.

'Trigésimo indivisible'

La imposibilidad constitucional de imponer el trigésimo indivisible únicamente a los controladores en huelga ha llevado a extender la norma a toda la función pública, en un acto que los sindicatos han interpretado como una revancha por las huelgas de diciembre y enero, que afectaron a los ferrocarriles, metros, gas y electricidad.

En aquella ocasión aparecieron también varias iniciativas destinadas a limitar el derecho de huelga a los funcionarios, en reivindicación de los derechos de los usuarios.

Los sindicatos han anunciado ya el inicio de acciones contra la recuperación de la vieja normativa.

La votación parlamentaria, en la tarde del pasado viernes, arrojó una mayoría de 322 votos a favor frente a. 250 en contra. Socialistas, comunistas y Frente Nacional votaron contra el trigésimo indivisible. En el caso del partido de extrema, derecha, se trató de una protesta por la denegación por parte de la mayoría conservadora de Gobierno de su propuesta de supresión de la gratuidad de la interrupción de embarazos.