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Mari Chica fue captado por la policía en los años setenta como colaborador

Eduardo Mari Chica, uno de los presuntos jefes de enganche de la guerra sucia contra ETA, recientemente descubierto por la justicia francesa en el juicio a los asesinos del periodista Javier Galdeano, fue repatriado por el Gobierno español en 1964 desde Marruecos, donde nació y residió durante 30 años, debido a un problema de supervivencia económica, según informaciones obtenidas por EL PAÍS. Dudú el Grande, como en medios del hampa se conoce a Mari Chica, amasó después fortuna en Torremolinos, amparado y protegido por ciertos sectores de la policía que lo captaron a principios de los setenta como colaborador a cambio de cierta inmunidad para cometer hechos delictivos, aseguran personas que lo conocen.

El presunto reclutador de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) nació en Mequinez el 17 de junio de 1934 en el seno de una familia de trabajadores españoles compuesta por sus padres, Antonio Mari Sánchez y Carmen Chica Ferrón, y otros tres hermanos.La última profesión ejercida en Marruecos por Dudú el Grande fue la de jefe de comedor, si bien en 1964 se acogió a las medidas de repatriación puestas en marcha entonces por el Gobierno español para los más necesitados de su colonia, obteniendo alrededor de 20.000 pesetas de ayuda y un billete de ida pagado hacia Torremolinos, donde rehizo su vida.

Personas que llegaron a conocer a Dudú el Grande, sobre nombre que tiene cierta raíz africana, aseguran que durante los 30 años que vivió en Mequinez frecuentó círculos franceses, de ahí su amistad con Charles Gaston, conocido como Karl, otro de los presuntos reclutadores de los GAL, residente como él en Torremolinos y también descubierto a raíz de las investigaciones llevadas a cabo por el Tribunal de Pau para el esclarecimiento del asesinato del periodista de Egin Francisco Javier Galdeano. Mari Chica está casado con Pilar Gaston, hermana de Karl.

Vidas paralelas

La trayectoria de Mari Chica es muy similar a la de otros compañeros de viaje y amigos implicados en la guerra sucia contra ETA, cuyos nombres han ido apareciendo lentamente en los últimos 10 años a través de la justicia. Son los casos de Jean-Claude Ruiz y Jacques Debesa o de los hermanos Gilbert y Clemente Perret, este último asesinado por un comando de ETA en agosto de 1985 en Castellón.Mari Chica forma parte de una generación de pied-noirs que, con la llegada de la independencia a los países del norte de África, se vieron obligados a emigrar, en la mayoría de los casos forzados y con lo puesto, al litoral español.

Escudados generalmente en negocios legales de hostelería, esta red de pied-noirs pronto se vio envuelta en trabajos sucios relacionados con el proxenetismo, el tráfico de drogas, la falsificación de billetes y las estafas, delitos en cierto modo cometidos al amparo de la picaresca del turismo naciente.

La red chocó inmediatamente con la policía española de la época, que vio en ellos, más que unos delincuentes, una organización capaz de hacerle buenos servicios y cooperar en otras operaciones de mayor envergadura.

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