Lamentable partido del Atlético frente al Valladolid

El Atlético de Madrid ofreció una imagen lamentable en su encuentro contra el Valladolid, que debía servir a los rojiblancos para preparar el partido de vuelta de semifinales de Copa, frente al Real Madrid. Luis Aragonés varió sensiblemente su equipo con respecto al que el miércoles visitó el Bernabéu en la ida. Dejó fuera a Abel, Ruiz, Uralde, Rubio y Rodolfo, éste último por lesión. Las novedades eran Arteche y Marina, que salen de lesiones y jugaron el partido completo, Elduayen y Rubén Bilbao, con los que se pretendía dar seguridad a la zaga, y Julio Salinas, el experimento más claramente fallido de los cinco.En principio no parecieron servir para nada los cambios. El Valladolid, con un equipo muy joven, salía bien al contragolpe y puso en algunos aprietos a Elduayen. Cabrera se colaba casi siempre por la izquierda, apoyado por López, y Moya cuajaba una buena actuación en la punta derecha, todos bien dirigidos desde detrás por Jorge. Cuando el Atlético parecía serenarse encajó el gol, y en ese momento comenzó su peculiar odisea.

La media Atlética se dedicó a tontear con el balón, a sobarlo, sin atisbos de rapidez o profundidad. Da Silva bajó a intentar poner algo de orden en la media, y Julio Salinas estropeó todos los ataques en los que tomó parte. La lesión de Rubén Bilbao, bastante entonado hasta entonces, permitió entrar a Setién, pero esto sólo acentuó la falta de armonía. Setién, con buen manejo de balón, intentaba aperturas y cambios de banda de los que su equipo estaba necesitado. Sólo consiguió que le devolvieran los pases, casi siempre mal, con lo que el Atlético mantenía el juego horizontal, aumentando el riesgo de perder el balón.

El Valladolid tampoco demostró nada del otro mundo. Se limitó a defenderse con orden -tampoco era muy difícil y a contraatacar con muy poco peligro. Tampoco necesitaba más.

La segunda parte resultó lamentable. Los rojiblancos sin ideas ni ganas, el público cada vez más enfadado y el Valladolid a sus anchas: todos atrás y patadones hacia adelante. La afición se quejó cada vez de forma más ostensible y terminó resignándose. El Atlético perdió una buena ocasión para hacer pruebas, a cuatro días de la visita del Madrid. Al final la sombra blanca pesó sobre los socios. "Si jugamos así nos fríen", reconocían casi todos.