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LAS ELECCIONES DEL 10 DE JUNIO

Bárbara Dührkop, la memoria de Casas contra HB y ETA

La entrada en campaña de Bárbara Dührkop, la viuda de Enrique Casas, el senador socialista vasco asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas, ha perrnitido al PSE-PSOE incorporar a sus mítines una figura de temple y fuerte personalidad que representa tanto el testimonio de las víctimas del terrorismo como la reacción política y personal ante esa violencia.En su primera campaña electoral Bárbara Dührkop ha irrumpido con, voz propia en la escena pública de la política vasca y que su presencia en los mítines suscita un particular interés entre las bases socialistas, especialmente ante las mujeres. Sus intervenciones se caracterizan por la defensa del ideal de una Europa tolerante que trabaje por la paz y el desarme, por la ausencia de críticas directas al resto de los partidos, con la excepción de Herri Batasuna (HB), y por la energía y acidez con que condena a este último partido y a ETA.

El desenfado y la simpatía que muestra en sus discursos, se disipa bruscamente cuando aborda la cuestión de la violencia y entonces su fonética castellana, ondicionada por el alemán, se hace más dura y agarrotada.

"Tienen razón cuando dicen que votar a HB es lo que más nos duele, porque votar al brazo derecho de ETA Militar es lo que más nos duele a los que amamos la vida la libertad y la democracia y creemos en el futuro", repite en todos los mitines.

Candidata número 16 en la lista al Parlamento Europeo, Barbara Dührkop milita en el PSE-PSOE y en la UGT desde que llegó a España, en 1978, y está licenciada en Filosofía y Letras por la universidad de Upsala (Suecia). Nació en Hannover (Alemania) en 1945, y fue en ese país, durante el movimiento estudiantil de 1968, donde conoció a Enrique Casas.

Bárbara Dührkop trata por todos los medios de borrarse la etiqueta de viuda de Casas por lo que eso supone de supeditación y condicionamiento de su propia personalidad, y asegura que no trata en absoluto de cubrir el hueco político dejado por su marido.

Reconoce, sin embargo, que no hubiera dado este paso si el asesinato de Enrique Casas no s hubiera producido. "Soy militan te desde hace tiempo, pero tras la muerte de Enrique me he sentido obligada moralmente a participar más directa y activamente en la política y a salir de la vida de ama de casa que he llevado estos últimos años.

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